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Buenos modales y reglas de cortesía cuando llegamos a la playa. Un poco de educación y respeto hacia los demás

Los comportamientos de las personas en sociedad quedan reflejados, en muchas ocasiones, en lugares como la playa, donde compartir un espacio público con otras personas requiere de una buena dosis de prudencia, cortesía y sentido común

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Dos hamacas en la playa con sus cosas
Compartir espacio en la playa. Dos hamacas en la playa con sus cosas

Cómo ocupar el espacio necesario sin molestar a los demás

Cuando llegamos a la playa -vale para cualquier otro espacio público en el campo, en la montaña, etcétera- debemos elegir un espacio que se acomode a nuestras necesidades, pero también a las de otras personas que están en la playa.

La llegada debe ser con un poco de orden. No es cuestión de tomar al asalto un trozo de tierra, como hacían muchos de nuestros antepasados cuando conquistaban un nuevo territorio. Hoy somos, o al menos deberíamos serlo, un poco más civilizados.

Al bajar las cosas del coche, cuidado con el resto de los coches que hay aparcados a nuestro lado. No sería el primero que raya o abolla un coche con la nevera de camping o el palo de la sombrilla. Mucho cuidado. Si hay un percance, lo más correcto es dejar una nota con nuestro contacto para solucionar ese problema.

Al acercarnos a la arena debemos movernos con cierta prudencia para no molestar a las demás personas que estén en la playa, para no tropezarlas con la nevera, la sombrilla o la barca hinchable del niño. Si tenemos un tropiezo, al menos debemos pedir disculpas.

Tampoco hay que ir a la carrera, para no echar arena a los demás -es muy molesto que alguien pase corriendo y nos llene de arena mientras estamos tumbados en nuestra toalla o esterilla-. Las carreras para las pistas de atletismo. En la playa hay que caminar, no correr.

Al llegar al sitio escogido, nada de empezar a hacer "obras".¿Qué queremos decir con esto? Cuidado con escarbar, hacer montículos, agujeros -muchos para meter la bebida o la fruta y que estén fresquitos-, etcétera, molestando a las personas de alrededor, echándolas arena, etcétera.

La distribución de todas nuestras pertenencias hay que hacerla en un espacio reducido sin "conquistar" el espacio de los demás -hay personas que con mucho disimulo, o sin él, van ocupando el espacio del vecino de al lado-. Si no tenemos todo el sitio que queremos, el próximo día habrá que madrugar un poquito más. Incluso, llegando pronto y teniendo mucho espacio para elegir, no es correcto apropiarse de una gran cantidad de espacio. Hay personas a las que solo les falta hacer un foso como en los castillos para delimitar su territorio. Hay una regla que dice: "Si puedes leer el texto del libro o periódico de tu vecino de toalla... es que estás demasiado cerca de él".

Demostraciones públicas de afecto

Cuidado con los achuchones, arrumacos y muestras de afecto más subidas de tono. Hay que saber elegir el momento y el lugar. Si hay muchas familias y niños cerca, mejor mantener al mínimo este tipo de gestos. 

Resumiendo, como cualquier tema de convivencia, hay que ser prudentes, amables, respetuosos y tener un poco de sentido común. Y sobre todo, pensar una cosa: no hagamos a los demás lo que no nos gustaría que nos hicieran a nosotros. Todo se puede arreglar con el diálogo y con ser un poco razonables.

 

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