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Bajar de un ascensor ¿qué hacer al llegar a nuestro 'destino'? Ceder el paso en un ascensor

EL uso del ascensor tiene ciertas diferencias respecto al uso de otros elementos comunes de un edificio.

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Una mujer sale del ascensor con su maleta
Salir del ascensor. Una mujer sale del ascensor con su maleta

Llegamos a la planta baja o a un piso determinado, ¿salimos primero, dejamos pasar, qué hacemos?

El movimiento de personas en los ascensores se basa más en el pragmatismo que en cualquier otra regla de cortesía. Son espacios reducidos, en los que sin perder los buenos modales, hay que moverse más por cuestiones prácticas que por gestos de cortesía o amabilidad.

Sin ningún género de dudas, y por pura lógica, cuando el ascensor llega a un piso determinado, lo primero que se debe hacer es dejar salir a las personas que van a ese piso. Luego, entrarán las personas que estaban esperando el ascensor, hasta cubrir las plazas, si es que hay varias esperando.

Salen primero las personas que están más cercanas a la puerta, por razones prácticas. En este caso los gestos de cortesía se reservan para cosos excepcionales. Por ejemplo, si el ascensor es amplio y van pocas personas en el ascensor. Entonces se puede tener algún gesto de cortesía como ceder el paso.

Si la planta o piso al que hemos llegado, es una planta intermedia y no es nuestro destino, es apropiado hacerse a un lado para que salgan otras personas del ascensor. En algunos casos, puede incluso que tengamos que salir un momento para dejar pasar a alguien que se baje en esa planta, pero que no puede llegar a la puerta. No se hace ese gesto para dejar subir a otra persona al ascensor, solo para dejar bajar y en en ciertas ocasiones. Para dejar subir nos hacemos a un lado un poco, pero no salimos del ascensor.

Aunque apenas quedan ascensores que no sean de puertas automáticas, es un gesto de cortesía sujetar la puerta para que pasen otras personas. Incluso cuando las puertas son automáticas, se puede evitar que se cierren colocando la mano en el sensor para esperar a alguna persona que llega apresurada.

Tanto al entrar como al salir del ascensor, es correcto ofrecer un saludo del tipo buenos días o un adiós al salir.

Resumiendo, el reducido espacio del ascensor hace que las reglas de cortesía, útiles en otros momentos, varíen ligeramente, dando prioridad, en algunos casos, a lo práctico frente a lo cortés. Esto no quiere decir tener malos modales o dejar a un lado la buena educación, sino atender a un criterio más práctico para que el flujo de personas y sus movimientos sean mejores y más eficaces.

 

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