
La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte I.
El comedor de la casa solía ser la habitación más espaciosa y mejor adornada de toda la casa.
El mobiliario de la casa.
Una gran parte de la cienca social que se llama el buen tono consiste en el arreglo de la casa; hay que saberla adornar y amueblar, dando a cada una de las habitaciones el carácter que le es propio y conservando cierta unidad sobre todas ellas y cierta relación con la fortuna que se posee y las funciones que se desempeñan; así, una panoplia está muy bien en el despacho de un militar o de un cazador, pero sería ridícula en el de un magistrado.
Los ricos deben ocultar en un rincón obscuro, o mejor en un armario o en un mueble cerrado, su caja de caudales, aun cuando en su exterior sea una obra de arte. Las personas de origen modesto hacen mal en comprar retratos antiguos con condecoraciones, para hacer creer que son de sus antepasados; nada hay mejor que la modestia. Es más, si su padre las tuvo, han de conservarlas dignamente en un cuadro, pero colocando este cuadro en su gabinete íntimo y mirarlo alguna vez para que les infunda ánimo para vivir rectamente y ser útiles a la patria, no para humillar a los demás con su alcurnia.
Me han contado que un rico mercader de Lyon colgó en la habitación principal de su casa los zuecos con que llegó a la ciudad en donde hizo su fortuna. ¿Era esta exhibición un acto de humildad? A mi me parece más bien el testimonio de un acto de amor propio desmedido; en cambio, tengo gran admiración por la mariscala Lefebvre, que en un mueble vulgar y oculto conservaba los trajes de vivandera del ejército que había usado en su juventud. Cuando fue duquesa de Dantzig se reían las gente de su lenguaje, pero respetaban la lealtad de su alma.
El mobiliario variará, como hemos dicho, según la fortuna, el cargo y las personas a quienes haya necesidad de recibir; sin embargo, se pueden dar algunas reglas generales.
"La decoración de la casa guarda mucha relación con la fortuna de las personas"
La antesala es una pieza destinada a hacer esperar las visitas ordinarias, y debe instalarse con sencillez. No obstante, su decoración ha de estar relacionada con el interior de la casa, el estilo y el color de los muebles.
Suele colocarse en esta habitación un arcón de madera labrada, algunas sillas, un bastonero con espejo y una mesa con recado de escribir. Las paredes se recubren de papel o tela con dibujos regulares, y del techo se cuelga una lámpara sencilla.
El comedor, como en la Edad Media los placeres de la mesa eran preferidos a los de la conversación, ocupaba puesto importante en los castillos feudales. Aquellos señores, la parte de su vida que no pasaban cabalgando por los caminos, en la caza o en la guerra, distraían sus ocios en comer y beber.
El comedor era la habitación más espaciosa y mejor adornada del castillo; cubrían sus muros con tapicerías de lana con asuntos tomados de historias, fábulas o novelas caballerescas. El pavimento cubríalo una estera de paja trenzada o junco; en el centro una gran mesa de encina y enfrente un armario para la vajilla, que daba siempre idea de la magnificencia del señor. Esta moda se encuentra todavía en el campo. Mas los comedores deben ser alegres, claros, aireados, altos de techo y espaciosos, para facilitar el servicio.
Como no siempre es posible encontrar una pieza que reuna estas preciosas condiciones, debemos esforzarnos por sacar el mejor partido de la que tengamos a nuestra disposición. Las dueñas de casa expertas deben consultar el buen sentido antes que la moda, y tener siempre presente que son condiciones esenciales el aire y la luz. Así descartarán los muebles demasiado severos, las telas espesas, los colores obscuros y los vidrios opacos, sobre todo si la habitación es ya un poco sombría; no hay que olvidar que el exceso de sol fatiga la vista, eleva la temperatura demasiado en el verano y favorece la propagación de los insectos, por lo cual los comedores no deben situarse al Mediodía.
El decorado de este departamento varía infinitamente, según el gusto y la posición de cada uno; deben preferirse las pinturas francas, sin brillo, los colores neutros y las tapicerías que representen flores, plantas o escenas de la vida campestre, y lo mismo los cuadros. El techo no debe ser completamente blanco. Las paredes estarán recubiertas de tela, cuero de Córdoba, papel marrón, rojo o verde, uniforme o en franjas; no debe olvidarse que la lana se impregna de los olores y el polvo y los conserva indefinidamente.
- La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte I.
- La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte II.
- La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte III.
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