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La urbanidad en casa. El mobiliario. Parte II.

La alcoba tiene por todo mobiliario el lecho, el armario o cómoda, la mesa de noche, sillones y sillas, que sustituyen el antiguo reclinatorio en la alcobas.

Arte de Saber Vivir - Prácticas Sociales. Ed. Prometeo
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La alcoba y otras dependencias de la casa.

Los vidrios de colores hacen siempre buen efecto, y los cortinajes no se pueden suprimir en absoluto, pero es bueno no abusar de ellos.

La mesa no debe ser ni grande ni pequeña para el número de convidados; este es un punto importante. Muy pequeña, causa bastantes molestias, y muy grande, hace que languidezca la conversación. No debe estar muy cerca del fuego, porque haría sufrir al invitado que le tocara este sitio. Habrá un reloj bien arreglado y en un ángulo un espejo grande que permita, si es preciso, reparar algún detalle del tocado cuando llegue la hora de pasar al salón.

Los estilos admitidos hoy para el comedor son: el gótico, un tanto corrompido ya; el del Renacimiento, con muebles rígidos de nogal o encina naturales; el Luis XIV, severo y caracterizado por los altos doseles; el Luis XV, gallardo y elegante, tiene numerosos muebles, más cómodos que los del Renacimiento. El estilo moderno ha encontrado para el comedor ingeniosas combinaciones.

De los hermosos comedores del segundo Imperio solo podemos hablar de memoria; con sus preciosos mueblecitos de caoba, eran muy elegantes, y el barniz daba a la severidad de la pieza una hermosa nota.

Pero el ostracismo de la madera barnizada apenas nos permite hoy consagrar un recuerdo a este estilo desaparecido y declarar que se hacen tímidos esfuerzos para volver a él.

La alcoba tiene por todo mobiliario el lecho, el armario o cómoda, la mesa de noche, sillones y sillas, que sustituyen el antiguo reclinatorio en la alcobas; se han seguido todas las modas y todos los estilos: madera dorada con Luis XV, madera pintada con Luis XVI, después caoba, marquetería, madera de las islas y palosanto, para caer por último en la imitación de los estilos antiguos; se ha introducido cierto lujo en lo que concierne a este mobiliario en las clases medias, y hace ya cincuenta años que las alcobas han dejado de estar amuebladas con sencillez.

"Hace ya mucho tiempo que las alcobas han dejado de estar amuebladas con sencillez"

Con frecuencia la alcoba es una pieza de reducidas dimensiones, cuando debía ser, por el contrario, la más aireada y la más soleada de toda la casa; es una condición esencial para la salud y el alargamiento de la vida el que estén higienizadas las horas del sueño, que son las que devuelven al cuerpo fatigado la inteligencia, la lucidez y la energía. Los antiguos sentían la misma indiferencia que nosotros hacia esta ley higiénica, y se ha hablado con asombro de la pequeñez de las alcobas romanas; con frecuencia, no tenían luz mas que por la puerta de entrada, pero si a esto se objeta que los antiguos disfrutaban de más fuerza y salud que nosotros, no debe olvidarse que hacían la vida al aire libre y tenían costumbre de ir al gimnasio y practicar largas marchas, que robustecían su organismo.

La alcoba moderna debe ser amplia, accesible al sol fácilmente, aireada y si es posible alejada del ruido y del movimiento. Es preciso tener presente que una enfermedad puede retenernos largo tiempo en esta habitación, que está destinada a recibir, no solo a una pareja, sino a veces una cuna y la asistencia necesaria.

Las alcobas presentan muchos inconvenientes, que tienden a desaparecer. Un lecho en medio, alrededor del cual el aire circula libremente, sin que las cortinas lo impidan con sus complicaciones, porque son nidos de polvo, de mariposas y de microbios. La chimenea sirve para renovar el aire y presta por tanto servicios de ventilador, a la vez que de aparato de calefacción. Es un error nocivo el de cerrar el tubo, suprimiendo así la corriente de aire que por él se establece.

Las pinturas varían según la fortuna, la tendencia de la moda y el mobiliario; es difícil establecer una regla general; recordemos solo que el color verde contiene arsénico y puede causar enfermedades y hasta envenenamientos, por lo cual conviene desterrar de la alcoba los papeles de este color. Los tapices colgados sobre las paredes impiden la limpieza completa y conservan los miasmas deletéreos.

Así, los tapices colocados en una alcoba deben levantarse todos los días, y el pavimento necesita limpiarse con zotal o una substancia odorífera; eso tiene la ventaja de que aleja los insectos y desinfecta.

 

Nota
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