
Deberes entre artistas, autores y el público.
Deberes respectivos entre artistas, autores y el público.
De los deberes respectivos.
Entre artistas, autores y el público.
Si para ser agradables en sociedad necesitamos prescindir de nuestros asuntos personales, ¡con cuánta más razón deberán los artistas y autores refrenar su entusiasmo y guardar las confidencias de su inspiración únicamente para sus más íntimos amigos!
Generalmente, se cree que los artistas son celosos. Para evitar esta acusación, y conservar el derecho de decir su parecer, deben alabar con calor lo que les parece bien, y criticar sin acritud lo que les parece mal.
Estas observaciones se dirigen igualmente a los autores, los cuales además tienen que evitar otro escollo, y es que se les pueda acusar con justicia de pedantería.
Será, pues, objeto de su constante estudio el reprimir constantemente su deseo de recitar sus composiciones y ocuparse de sus triunfos.
Corneille, decia J. Racine a sus hijos, hace versos mucho mejores que los míos, y sin embargo nadie los mira, porque fatiga a todo el mundo con su lectura. Yo por el contrario nunca hago referencia a ellos en mi conversación, y procuro tratar solo de cosas agradables con los que me rodean. En una palabra, yo empleo mi talento no en darlo a conocer, sino en hacer que brille el de los otros, y este proceder me concilia al mismo tiempo su aprecio y su respeto.
Difícil y muy difícil es llevar a cabo esta abnegación del amor propio; pero dice una mujer de genio, Madama Staël, que donde hay fuego brilla, y la graciosa sencillez de lenguaje del que posee un verdadero talento, le hará notable en todas partes.
Estos consejos se dirigen principalmente a las señoras iniciadas en las artes y la literatura, porque están más expuestas a ser objetos de mordacidad para el vulgo.
Mas si los que cultivan las artes y las letras tienen obligación de sacrificar su amor propio a las exigencias sociales, cumple a los demás hablarles de sus obras y cumplimentarlos por sus triunfos. Si no hemos leído alguna de sus producciones, se la pediremos prestada con empeño, y cuando se la devolvamos, citaremos pasajesde ella para hacerle ver que la hemos leído.
Cuando un artista o un escritor obtiene alguna distinción honrosa, sus amigos y conocidos se apresurarán a darle la enhorabuena; así como el autor que publica una obra, está en la obligación de enviar un ejemplar a las personas de su mayor estimación.
En ese caso, los ejemplares llevan en la parte superior de la primera hoja de la cubierta, algunas palabras cariñosas firmadas por el autor.
Cuando se trata de dedicar una obra a la reina o al rey, es menester escribir al funcionario de palacio a quien corresponda para saber si la admiten. Si la aceptan, por lo regular el autor es admitido a presentarles su obra, y entonces les dará rendidamente las gracias por esta distinción.
-
10850
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Conocer los afortunados, para la elección; y los desdichados, para la fuga.
-
A nadie le gusta que le mientan o engañen, por lo que un mentiroso será mal visto en sociedad.
-
Jamás nos acerquemos tanto a la persona con quien hablamos, que llegue a percibir nuestro aliento. Es una falta de cortesía y una invasión de su espacio personal
-
Según el hotel, se debe vestir de manera más o menos elegante, y no hacerse notar por demasiada negligencia o por una exhibición de trajes exagerada.
-
Por grande que sea la dignidad, por alto el empleo que ocupemos, ninguna consideración nos dispensa del respeto que debemos a nuestros padres.
-
Cuando hay que levantarse y salir de la mesa antes que los demás, no hay que hacerlo sino con la cabeza descubierta.
-
Al entrar en la sala de baile, no se debe abandonar a las señoras para pasar a la pieza de juego.
-
Las conversaciones, alabanzas y los paseos a pie o en coche.
-
Los puntos principales de los artículos sobre la cortedad, la desatención, las distracciones, la economía y las gracias.
-
En la conversación tendrá mucha ventaja el que hable con propiedad y corrección, y el que haya adquirido una habitual y fluida elocuencia sobre aquellos que no hablen adecuada y elegantemente
-
Al hombre que se desvía de la senda, hacia el uno o el otro lado, nos manda la caridad que procuremos ponerle en el camino recto con persuasiones.
-
Atenciones en los viajes en diligencia y comportamiento durante el viaje.