El juego y la urbanidad.
El juego es una actividad social en el que las personas demuestran, como en la mesa, su buena o mala educación.
Del juego.
El espíritu necesita de distracción, no debe estar continuamente ocupado. De aquí ha nacido la costumbre de pasar algunos ratos en las tertulias o en las reuniones de familia, ocupándose en diversos juegos inventados para distraer o divertir.
Es ocioso observar, que no se trata aquí de aquellos garitos escandalosos, donde el hombre dominado por una vergonzosa pasión consume en un cuarto de hora lo que sería suficiente para la manutención anual de cincuenta huérfanos. Solo entiendo hablar de aquellos juegos inocentes en que se empeña la partida con un módico interés, o solo se ambiciona la gloria del triunfo.
Se expondría al desprecio de los concurrentes el que propusiese jugar sumas crecidas. Los que componen la reunión podrían imaginarse que no tiene más objeto que procurarse un lucro a expensas de los demás, o que está acostumbrado a frecuentar los mismos abominables garitos de que se acaba de hablar.
Formaríase mala opinión de un jugador que ganando se abandonase a una alegría excesiva, o perdiendo diese muestras de la más ligera aflicción. Debemos tener presente que jugamos solo para divertirnos. Si pierdes, paga con serenidad lo convenido, y sin aguardar que te lo pidan. Las deudas del juego son sagradas; acaso por esto se las llama "deudas de honor."
Si ganas, no dejes el juego hasta que comprendas que tu adversario lo desea, en el caso contrario levántate cuando gustes; pero sin prorrumpir en la menor queja; ni hacer otra demostración de disgusto.
"No se debe discutir en los lances del juego, sino avenirse a la opinión de un árbitro o tercero"
Jugando procede con franqueza, no procures ver el juego de los demás para sacar partido de esta ventaja, no te distraigas , ni consultes a los espectadores. Esta falta te haría insoportable a los que jugasen contigo.
Si hay alguna jugada dudosa, no debes discutir con obstinación, sino atenerte al juicio de las personas desinteresadas, explicándoles con buen modo lo que ha dado motivo a la duda.
Debemos en el juego guardar un carácter uniforme, y no invertir en él muchas horas, porque entonces la diversión se convertiría en fastidio, y el recreo delicioso en insípida ocupación. Sofocad el deseo que tuviereis de apostar a favor de un jugador contra otro. Aquel en quien pusiereis vuestra confianza, y que acaso no arriesga gran cosa por sí mismo, se intimidará si sabe que exponéis vuestros intereses , fundados en su habilidad o en su suerte; y aquel contra quien apostáis podrá incomodarse de la preferencia que dais a su adversario en esta especie de desafío.
-
6404
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Hay tropiezos del decoro, tanto propio como ajeno, siempre a punto de necedad. Encuéntranse con gran facilidad y rompen con infelicidad.
-
Del arte de trinchar, y del servicio de la mesa. Trinchar cuadrúpedos.
-
Los bailes son sin duda de su agrado, por el gran partido que de ellos saca la belleza. No es cuestión baladí organizarlos para una dueña de casa
-
El mentir o cambiar una cosa, que es lo mismo, para disculparnos de lo que hemos dicho o hecho, y para evitar el peligro o la vergüenza que pueda resultarnos, manifiesta la gran cobardía y doblez de nuestro corazón
-
La conversación es el palenque en donde se ponen a prueba todas las cualidades de talento, amabilidad y finura.
-
En la iglesia no hablemos sin necesidad y no llevemos la vista a todas partes.
-
Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
-
En el día se admite en todas las sociedades con pantalón negro por la tarde; pero este pantalón no ha de llegar sino al tobillo a fin de que se vea la media de seda negra
-
Al lado de las reglas severas de la etiqueta y de los placeres ceremoniosos de una sociedad, hay que valorar la felicidad de la vida doméstica, y las satisfacciones pequeñas.
-
La ventanjas de la urbanidad, el despejo y la calidad del niño urbano.
-
'Adonde fueres, haz como vieres'. Quiero decir que, si alguna vez vais a un reino extranjero, os sujetéis a los usos y costumbres del pais.
-
Cuando se visita a alguien, si la puerta está cerrada es muy descortés golpear fuerte, o dar más de un golpe.