Las visitas. Urbanidad en el medio rural. Parte cuarta.
Las visitas deben ser recibidas en la sala que se tenga para tal objeto, adonde las mandará pasar la sirvienta.
La tarjeta de visita.
Hoy se usa la tarjeta de visita. Se llama así por suplir las visitas. Se emplea cuando uno va de visita y está ausente quien se visita; en este caso se deja la tarjeta a la sirvienta, doblada un poquito la punta derecha.
Alguna vez se hace la visita que se llama por tarjeta. Consiste en pasar por la casa entregando la tarjeta a la sirvienta, sin entrar; se suele poner E.P. (en persona).
Si nos vemos obligados a despedirnos por tarjeta, se pone S.D. (se despide). Si se comunica una boda, S.C. (se casa). Hay tarjetas propias para cada caso.
Hasta aquí hemos tratado de las visitas activas, diremos pocas cosas de las visitas que recibimos.
El que tenga sirvienta, la amonestará a que reciba bien las visitas, siendo cortés y atenta con todos, para lo cual la instruirá en las fórmulas que ha de emplear para recibirlas, preguntando después de corresponder al saludo: ¿A quién debo anunciar? ¿Tendrá el señor la bondad de decirme su nombre?
Las visitas deben ser recibidas en la sala que se tenga para tal objeto, adonde las mandará pasar la sirvienta, quedando solo, mientras avisa a la persona que desea ver. Hay que procurar tardar poco, y si tardásemos, debemos presentar excusa. Se recibirá demostrando satisfacción por su presencia.
Después de saludarla, ofreceremos asiento, procurando ofrecer a la persona más distinguida el opuesto a la puerta.
"A la persona más distinguida se le ofrece el sitio opuesto a la puerta"
Después de ofrecer asiento a la visita, podemos rogarle deje el bastón y el sombrero o mandarle cubrir; en el primer caso, podemos tomarlos y llevarlos a la percha, si es un señor respetable.
No daremos muestras de impaciencia durante la estancia, pero si es inoportuno y pesado, podemos ser llamados por la sirvienta, sin que se de cuenta el visitante.
Si nos entrega alguna carta durante la visita, no la abriremos; si es urgente, pediremos permiso para leerla.
Si hace ademán de salir, y es persona distinguida, nos levantaremos sin decir nada.
Cuando se retire la visita, nos levantaremos y la saludaremos. Le acompañaremos hasta la puerta de entrada, teniendo en cuenta que en las ciudades la puerta del domicilio es donde se despide; allí termina la casa; en los pueblos, hay patios y dependencias; conviene salir hasta donde termine la casa, y allí esperar un poquito, hasta que la visita haga ademán de despedirnos. Si queremos honrarla de una manera especial, la acompañaremos un ratito en el camino.
Si quedan otras visitas y son personas más distinguidas, no se acompaña a las que salen; si se retiran las más dignas, se acompaña a éstas, dejando a las otras.
- Las visitas. Urbanidad en el medio rural. Parte primera.
- Las visitas. Urbanidad en el medio rural. Parte segunda.
- Las visitas. Urbanidad en el medio rural. Parte tercera.
- Las visitas. Urbanidad en el medio rural. Parte cuarta.
-
7985
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Si pasa la noche con iguales, se porta con aquella urbanidad habitual que jamás debe abandonarle.
-
Fraseología urbana para las principales ocurrencias de la vida social.
-
Ver todas las cosas con claridad perfecta, descubrir los móviles reales que se ocultan tras apariencias engañosas, encontrar el odio bajo la lisonja, la ruindad bajo mentida nobleza...
-
Cuando se quiere dar o devolver alguna cosa a otros, hay que entregarla con prontitud.
-
Las visitas en sociedad.
-
Del arte de trinchar, y del servicio de la mesa. Disección de los peces.
-
Una persona distinguida sabe en el interior de la casa, dentro de la intimidad y la confianza, guardar las reglas del buen tono.
-
La crítica amarga, acre y mordaz, degenera por lo común en personalidades, y saca enteramente de la esfera a que debe limitarse un hombre de buena sociedad.
-
Algunos consejos generales sobre lo que más favorece a las personas en el ámbito social para hacerse agradables a los demás.
-
Encontramos belleza en el cuerpo humano cuando vemos reunidas en él las cualidades más propias para ejecutar sus movimientos.
-
La ventanjas de la urbanidad, el despejo y la calidad del niño urbano.
-
Los charlatanes se hacen callar no dando pávulo a sus palabras, del mismo modo que un tocador de violín para a los bailarines cesando de tocar.