
El arte de servir en la mesa. I
Servir la mesa de forma ordenada y correcta es todo un arte, así como saber realizar otras tareas propias de un buen anfitrión.
El arte de servir en la mesa.
Los puestos de honor en la mesa, después de la cabecera, son el de la derecha e izquierda de la señora de la casa. Otros dos sitios de preferencia son los de cada lado del dueño. Este y su esposa, para mayor comodidad del servicio, se colocan frente a frente o en el centro de la mesa, y por regla general a una distancia proporcionada a todos los comensales.
El que haga los honores de la mesa debe observar las siguientes reglas:
1. Sentados ya todos comenzará por servir la sopa a las personas convidadas, prefiriendo en igualdad de circunstancias las señoras a los caballeros, y a estos según su calidad o el orden de sus puestos empezando por la derecha.
2. Indicará a la persona a quien vaya a servir las clases de sopa que hubiere, y después que con el cucharón haya puesto en un plato la que aquella prefiere, se lo entregará con la mano derecha y recibirá al propio tiempo con la izquierda el plato que la misma le alargue, el cual llenará desde luego pasando a servir a otro sujeto.
3. Atenderá al número de los que ocupan la mesa y a la cantidad de los manjares que a ella salgan, a fin de hacer otras tantas partes o algunas más; pero repartirá de todo de manera que siempre sobre y nunca falte, sin incurrir en la demasía para no dar con la escasez.
4. No tomará para sí hasta que los demás estén servidos.
5. Lo que se sirva a otro se pondrá generalmente en un plato limpio, y no se dará con el cuchillo, el tenedor o la cuchara, mayormente si fuesen los que acabamos de usar. Sin embargo, el pan ya sea entero, como cuando es pequeño, ya en rebanadas, se sirve con la punta del cuchillo.
Antes de repartir el cocido se pone en un plato todo lo que hubiere de tocino; el ave, carnero, vaca u otra especie de carne se traslada a otro, y la verdura, los garbanzos, etc., que quedaron en la fuente se reparten con cuchara. En el interín se corta el tocino en pequeños trozos y las carnes al través en tajadas más o menos largas y proporcionadas, despojándolas de los huesos, tendones y grasa. Hecho esto se coloca un tenedor limpio en el plato que se hace pasar en seguida para que cada uno tome lo que apetezca.
- El arte de servir en la mesa. I
- El arte de servir en la mesa. II
- El arte de servir en la mesa. III
-
16396
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Todas las personas se merecen un trato respetuoso y educado.
-
Cuanto menos están, los hombres ocupados en negocios propios, otro tanto quieren informarse de los ajenos.
-
Al enviar las invitaciones, figuran en las tarjetas los nombres del marido y de la mujer, pero al contestar aceptando la invitación o excusando...
-
Debemos tener siempre mucha limpieza en la cara, ojos, narices y manos, ordenado el cabello
-
Perdidas las riquezas de la nobleza por las causas que diremos, fueron recogidas por personas inteligentes y activas, que sin pertenecer a la clase de comerciantes o fabricantes, supieron hacerlas valer.
-
La mentira es indigna de un hombre de honor, se descubre muy fácilmente en el mundo, y expone a un bochorno y la ridiculez.
-
Cuando consideramos al amigo como parte de nosotros mismos, los respectivos bienes se convierten en patrimonio común.
-
La crítica amarga, acre y mordaz, degenera por lo común en personalidades, y saca enteramente de la esfera a que debe limitarse un hombre de buena sociedad.
-
No se debe exigir que todos sean buenos periodistas, pero sí que la forma de la letra sea clara y sin garabatos.
-
No toméis pues tabaco; pero si este gusto se os ha hecho una necesidad indispensable, ocultaos cuando debáis satisfacerle.
-
Hay personas que con tal de agradar a los demás hacen o dicen cosas para ganarse su afecto y confianza.
-
La cortesía invita a veces a servirse de un bastón, pero sólo la necesidad permite llevar una cachava en la mano.