Del chaleco y los pantalones
En el día se admite en todas las sociedades con pantalón negro por la tarde; pero este pantalón no ha de llegar sino al tobillo a fin de que se vea la media de seda negra
Chalecos, pantalones, etcétera. El hombre elegante y de buen tono
Aquella urbanidad
Hemos dicho que el hombre de buen tono, no es esclavo de la moda; y que cuando se le resiste, la modifica y corrige. Así, pues, no llevará su vestido precisamente con todo el refinamiento de la moda, cuando esta tenga algo de afectado que su discreción debe no hacer conocer.
La moda de los calzones cortos ya pasó, y solamente los ancianos la conservan.
En el día se admite en todas las sociedades con pantalón negro por la tarde; pero este pantalón no ha de llegar sino al tobillo a fin de que se vea la media de seda negra.
Chaleco blanco es de obligación cuando se va de ceremonia; chaleco por debajo ya no es de moda sino en las provincias.
Un hombre fino debe usar sus guantes según la estación. En invierno, los de castor o gamo; en verano, los de batista o percal. En el baile los guantes de color claro que no se deben llevar sino una o dos veces. Esta es una parte del tocador que se ha de observar cuidadosamente. Los guantes blancos no se llevan sino a una boda.
Te puede interesar: Artículos sobre 'Aquella urbanidad'
Los botines son un calzado que ha substituido al borceguí de los antiguos, teniendo la doble ventaja de afirmar el calzado, preservar los pies de la humedad, hacer el andar menos penado que las botas y dar al pie y a la pierna mucha gracia. Se usan en invierno y en verano.
En invierno cuando hiela han de ser de casimir negro, cubriendo el pie con una tira de cuero por debajo. Los botines deben ser abotonados, ya con botones de la misma tela, ya con botones de pelo de cabra o de hueso o de marfil. Algunos llevan un ribetito de seda negra y se ponen bajo el pantalón.
En verano, el botín de lienzo crudo y aun de batista, se usan muy a menudo, y no se ensalzan todos los botones. Nada puede haber más fresco que este calzado para un pantalón muy blanco, particularmente cuando se va al campo o hace buen tiempo; pero no conviene, sino a los jóvenes que tienen un pie hermoso y delgado de caña.
Para estar bien calzado de esta suerte es preciso que el botín sea nuevo, o a lo menos que no se haya lavado.
-
7237
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
La urbanidad encierra una misión mucho más dulce y más suave que la de dar elegancia a nuestras maneras e iniciarnos en las prácticas escogidas de una sociedad de buen tono.
-
La presentación se hace indicando el nombre de la persona presentada y sus títulos a aquella a quien se presenta.
-
Ved como vuestro padre os enseña prácticamente a ser atentos y corteses con las damas.
-
Hay escritos que son confidenciales y para evitar que los abran los oficiales de la secretaría se hace un indicación en la segunda cubierta
-
Un cumplimiento largo no puede tener gracia, sino que fastidia, como fastidia el elogio si dura mucho.
-
Los puntos principales de los artículos sobre el tiempo, la vanidad y la virtud.
-
Las actividades de las señoras en sociedad. Los elogios que recben de los caballeros.
-
Los sitios de delante pertenecen exclusivamente a las mujeres; los caballeros se colocan un poco detrás, aunque los puestos de delante estén desocupados.
-
Los tocadores más sencillos reemplazan el tapiz por el linoleum, y los armarios por simples tablas adosadas a las paredes.
-
Hay personas tan llenas de sí mismas que siempre cuentan a aquellos con quienes conversan lo que han hecho, lo que hacen, y cuánto deben apreciarse todas sus palabras y todas sus acciones.
-
Fraseología urbana para las principales ocurrencias de la vida social: el tuteo
-
El vestido debe corresponder a las posibilidades, por lo cual, así el exceso como la mezquindad son dignos de censura.