
De los bailes.
Al entrar en la sala de baile, no se debe abandonar a las señoras para pasar a la pieza de juego.
De los bailes.
Un convite a un baile debe hacerse, a lo menos, ocho días antes, pues es indispensable todo este tiempo para que las señoras dispongan sus adornos. Regularmente se hacen por medio de una corta esquela poniendo, en nombre de los dueños de la casa, que tenga la bondad de asistir a ella tal día.
Al entrar en la sala de baile, no se debe abandonar a las señoras para pasar a la pieza de juego; antes bien debéis pensar que ellas se han calzado aquel día para vosotros y aun estrechado sus pies en zapatos de raso. Hacedlas, pues, bailar, porque además de que este es un acto de civilidad, se gana por otra parte todo el dinero que se perdería en la sala inmediata; pero si no sabéis las figuras de la contradanza o son griegos para vosotros los rigodones, absteneos de bailar y de embrollar las figuras y las parejas. Ya en el día se valsea poco, pero en fin se valsea; absteneos de entrar en este baile sino le conocéis, y si tenéis un oído duro o falso. Un valseador inepto es un suplicio para la bailarina a quien ha caído en suerte; porque es un peso que tiene que sostener alrededor de la sala, y cansada, y no pudiendo ya más, suele acabar por pedir capitulación, y volver tristemente a tomar su silla.
Es una gran falta y tiene sus inconvenientes el creerse obligados a dar conversación a su pareja, y apurarla con preguntas de cosas insignificantes y a las que sin embargo tiene que responder, como las de ¿hace calor?, ¿le gusta a Vd. mucho el baile, señorita? Pero se puede alabar el buen gusto de su tocado; y esta es una atención que siempre agrada a las damas.
Es también incivilidad el convidar siempre a la misma pareja, o sentarse en el sitio de una señora mientras está bailando; se debe tomar un asiento que no pertenezca a nadie, o quedar de pie aun cuando los zapatos apretados os rompan el empeine o los talones.
Debe cuidar mucho el hombre cortés de que no falten refrescos a las damas; pues aunque éste es un cargo del bastonero, no es fuera del caso desvelarse por las señoras conocidas, o por aquellas con quienes se acaba de bailar.
No todas las mujeres son bonitas, ni todas tienen aquella gracia y belleza que las distinguen particularmente. El dueño de la casa o el bastonero debe procurar que todas bailen, porque esta es una civilidad necesaria, y a la cual nadie se rehúsa. Con esta especie de señoras hablad siempre y os convenceréis de que la fealdad por lo común es aguda, y que una alma noble, y una imaginación brillante y cultivada, pueden ocultarse bajo facciones menos hermosas.
-
7074
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Hay que evitar en todo caso la soberbia, la avaricia, la obscenidad en las palabras y en los hechos, la ira o cólera, la gula, la envidia, la pereza o poco apego al trabajo...
-
Los antiguos tenían la costumbre de dedicar sus obras a aquellos amigos a cuyas instancias debían sus diversos ensayos.
-
Muchas cosas que eran algo, dejándolas, fueron nada; y otras que eran nada, por haber hecho caso de ellas, fueron mucho.
-
La alegría moderada en las conversaciones pasa fácilmente de uno a otro ánimo y es acogida con favor por todos.
-
La urbanidad encierra una misión mucho más dulce y más suave que la de dar elegancia a nuestras maneras e iniciarnos en las prácticas escogidas de una sociedad de buen tono.
-
La mesa es donde no puede ocultarse el menor defecto de educación, pues fuera aparte de las principales lecciones de saber trinchar, colocarse, hablar, servir y demás apuntadas, has de observar las cosas repugnantes de los demás para no usarlas t
-
El corte de la piezas de carne era una arte muy apreciado en la sociedad de principios del siglo XX
-
Las ceremonias del casamiento suelen solemnizarse más cuando se trata del matrimonio canónico que cuando es solo civil, pero se asemejan tanto, que las reglas que vemos convienen a las dos formas de unión legal.
-
Cuando se refiere un suceso, no debe ahogarse a los oyentes con un diluvio de noticias preliminares.
-
Para hablar bien y hacerse entender por los demás, es preciso abrir perfectamente la boca, y tener cuidado de no apresurarse al hablar
-
Sugerencias y consejos para servir la mesa de forma correcta.
-
Ved como vuestro padre os enseña prácticamente a ser atentos y corteses con las damas.