
Origen de las tertulias y sus especies. Parte I.
Cesados los peligros de las bellas, ya no fue necesario para ser admitido en estas tertulias, haber roto muchas lanzas en honor de una princesa o de una dama.
Caballeros, poetas, nobleza y tertulias.
Cuando pasado el siglo noveno, quedó casi disuelto todo vínculo gubernativo en Europa, cada hombre, según sus fuerzas, procuró robar o destruir, fabricar fortalezas para defenderse, o acopiar armas para asaltar. Entre los objetos robados colocábanse en primer lugar las mujeres sobresalientes por su belleza. Los caballeros, o sea los hombres de a caballo, que eran más estimados para la guerra que los infantes, impelidos de avidez y amor, de vanidad y gloria, tomaron a su cargo defender al bello sexo, como veremos después. De aquí resultó que se unieran en círculos amigables, ora en los castillos de los feudatarios, o bien en las cortes de los príncipes, para hacer ostentación de sus empresas, así como de su parte, las mujeres para honrar a sus defensores y envanecerse con ellos, y los poetas para cantar el valor de los unos y la belleza de las otras.
Como las damas y princesas eran el objeto de la poesía, se las hicieron las soberanas en los juicios y "pro tribunali". Tenían en sus cortes y castillos, la corte de amor o parlamento, donde se trataban los problemas, las causas, los litigios amorosos y caballerescos; concurriendo allí caballeros y damas de todas partes, y sobre todo, poetas y cantores, como abogados y jurisperitos primarios de aquel foro. Y si los litigantes no quedaban contentos de la sentencia de los parlamentos, entonces venían los desafíos poéticos, con los cuales escribían los trovadores uno contra otro en defensa de su causa y de sus bellas, en que andaban siempre en giro los mensajes, las propuestas, las respuestas y lamentos, y nuevos desafíos de amor y de poesía (Bettinelli).
Robustecidos los gobiernos en los siglos sucesivos y cesados los peligros de las bellas, ya no fue necesario para ser admitido en estas tertulias, haber roto muchas lanzas en honor de una princesa o de una dama, sino que bastó la sangre purísima y celestial de progenitores nobles. Los poetas quedaron o debieron quedar a poco excluídos de estas concurrencias; porque si en el estado primitivo de las tertulias, mientras el poeta se manifestaba rico de ideas, los caballeros ostentaban su destreza y las damas los peligros; en el siguiente estado, el poeta habría quedado como único objeto atendible por los concurrentes, y necesariamente la vanidad de éstos hubiera sufrido considerablemente.
"Mientras el poeta se manifestaba rico de ideas, los caballeros ostentaban su destreza"
Provistos de privilegios honoríficos que los separaban de las otras clases, los nobles, haciendo profesión de ignorancia, especialmente en Francia, excluyeron a los poetas de las tertulias, y habrían creído degradarse admitiendo a su confianza a personas que no podrían recomendarse sino por los talentos u otras habilidades personales.
Apenas despuntaron los primeros destellos de las ciencias, cuando los pocos espíritus gallardos que no estaban aprisionados en las sensaciones materiales del vulgo, experimentaron la necesidad de unirse para adquirir otros conocimientos y dar, en cambio, los suyos. Esta necesidad era tanto más fuerte, cuanto que antes de la imprenta era altísimo el precio de Ios libros; así nacieron las conversaciones literarias o academias, las cuales fueron protegidas por príncipes ilustres, pues que éstos no temen a las ciencias y saben que ellos son el mejor adorno y esplendor de los Estados.
Por idénticos motivos nacieron las conversaciones o reuniones de pintores, músicos, y con mayor concurrencia; pues que la capacidad para apreciar las bellezas de estas sublimes artes, es menos rara que la que se requiere para gustar de las ciencias.
- Origen de las tertulias y sus especies. Parte I.
- Origen de las tertulias y sus especies. Parte II.
- Origen de las tertulias y sus especies. Parte III.
-
8098
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
No hay cosa que requiera más tiento que la verdad, que es un sangrarse del corazón. Tanto es menester para saberla decir como para saberla callar.
-
¿Hasta dónde llega la obligación de regalar, en las personas que no están comprendidas entre los padres o hermanos de ambos contrayentes?
-
Hay visitas que son necesariamente cortas, como las que se hacen en las tres épocas señaladas de la vida: visitas de bautismo, de boda y de duelo.
-
Es señal de sensualidad, jamás permitida, romper los huesos, sea con el cuchillo o con cualquier otra cosa, o golpearlos sobre la mesa o sobre el plato.
-
Las amistades suelen ser más verdaderas en los tiempos turbulentos que en los tranquilos. Es cuando se comprueban quiénes son los buenos amigos
-
Se llama inscripción el título que se da a los sujetos a quienes se escribe, y se pone al principio de la carta.
-
Has de procurar los medios humanos como si no hubiese divinos, y los divinos como si no hubiese humanos.
-
Líneas recogidas del Manuscrito Regius en el que nos relata de forma breve todo un manual de buenas maneras
-
Los antiguos tenían la costumbre de dedicar sus obras a aquellos amigos a cuyas instancias debían sus diversos ensayos.
-
Las nuevas amistades o conocimientos pueden ser merecedores de nuestra confianza, no hay para qué negarlo; pero lo discreto, lo lógico, es que nos tomemos tiempo para comprobarlo
-
Se puede ser cortés sin ser falso e importuno; y galante, sin ser adulador.
-
Antiguamente se dejaba siempre una márgen de dos o tres dedos; pero en el día solo se conserva esta cortesía con las personas superiores...