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Modales del joven en la mesa. III

En una mesa de personas de distinción, a cada servicio se cruza el cubierto en el plato para que los criados lo retiren y lo cambien

Urbanidad para el uso de los alumnos. 1848
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La manera de comer algunos alimentos en la mesa
Modales en la mesa. La manera de comer algunos alimentos en la mesa

La manera de comer algunos alimentos en la mesa y otras reglas de buenos modales

Aquella urbanidad

El langostín se sirve entero, presentando seguidamente las vinajeras.

Las pastas son por lo común de dos clases:

Las mayores, que casi siempre tienen cubierta; se destapan primero pasando el cuchillo alrededor por bajo de ella, separándola a otro plato; sírvese con cuchara a voluntad lo que contenga el pastel, y cortando este en figura de estrella, se da la de hojaldre al que le apetece.

Las pequeñas se presentan enteras en plato separado para cada convidado.

Las gelatinas, budines, cremas o cosa semejante, se han de servir con cuchara, dejando una en cada plato, si ya los criados no la hubiesen servido individualmente.

Las frutas se parten según su clase, teniendo presente que la sandía se corta en redondo a tajadas y el melón a lo largo.

Los melocotones, peras, manzanas, etcétera, se mondan con delicadeza sin que con el dedo toque la carne interior, y mondadas que sean, tomándolas con la punta del cuchillo limpio o con un tenedor, se ofrecen a aquellas personas a quienes se debe atención.

Por lo demás, no es falta de urbanidad el dejar que las frutas se las sirva cada uno por sí mismo.

Si se ofrece, como es regular, durante la comida aderezar la ensalada, ha de tenerse sumo cuidado en no salpicar a nadie y en darla el punto conveniente. Hay que procurar, sobre todo, no salarla demasiado, pues sobre ser repugnante. Además, obliga a los que no la gustan hacer visajes o gestos de descontento demasiados marcados.

Últimamente ha de procurarse amenizar la comida con una conversación amena y festiva; no han de desdeñarse o despreciarse los manjares, porque de ellos se resentiría seguramente al dueño de la casa, y si ocurre que alguna cosa no guste o repugne, se deja disimuladamente entregando el plato al criado, pretestando estar satisfecho,

En una mesa de personas de distinción, a cada servicio se cruza el cubierto en el plato para que los criados lo retiren y lo cambien, sin que en ningún caso se deje el cuchillo, la cuchara o el tenedor sucios sobre el mantel.

Si no se está ocupado en servir la mesa, debe todo joven bien educado, al recibir un plato, servir de él a sus inmediatos, y más si son señoras o personas que le merezcan particular atención.

Tengan presentes estas observaciones los jóvenes que desean adquirir la calificación de bien educados, y estén seguros de que serán satisfactoriamente recompensados con el aprecio de cuantos les traten; sobre todo podrán decir que no en balde sus padres el fruto de sus sudores para hacerles dignos de presentarse con brillo en la sociedad, serla útiles y serlo a sí propios.

 

Nota
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