Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". IX.
Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.

Para Bourdieu, los esquemas de clasificación social a través de los cuales se percibe y aprecia el cuerpo no sólo están fundados en la división social del trabajo, sino también en la división sexual del mismo. Las oposiciones corporales que reenvían al sexo masculino y femenino adoptan y reciben valoraciones diferentes según las distintas clases sociales, y marcan, en consecuencia, esa relación durable y generalizada que cada uno de nosotros mantenemos con el propio cuerpo: la hexis corporal.
En los años de despegue del capitalismo occidental surgen ciertos cambios en las costumbres que tienen una visible incidencia en los ámbitos de la moda, la música, los espectáculos... Estas transformaciones, en la medida en que se oponen a las formas tradicionales de vida, serán percibidas como una liberación, una cierta relajación de los códigos de control que afectan a los cuerpos. El "streaking", el nudismo, la vestimenta de los jóvenes, las performances, el contacto con las filosofías orientales, la oposición a la guerra, parecen anunciar un nuevo umbral en la disposición del propio cuerpo. ¿Estos síntomas significan de hecho una liberación? ¿Se trata de una contestación al proceso civilizador? ¿Tocan los buenos modales a su fin?
Todas estas modificaciones del comportamiento están ligadas a transformaciones sociales importantes que reflejan un aumento del poder social de las mujeres, el establecimiento de nuevos tipos de relación entre los sexos, la incidencia de determinados movimientos juveniles en la vida social. Los sociólogos no han proporcionado respuestas apresuradas a la hora de enfrentarse a estos complejos procesos en la medida en que están todavía en marcha, y no se sabe si su dinámica llegará a materializarse en parcelas efectivas de libertad.
De todas formas, actualmente parecen perfilarse nuevas tendencias que coexisten con las de las décadas pasadas. En un momento de crisis, cuando la denominada movilidad social se estanca, los buenos modales, la urbanidad, el saber actuar con elegancia, en fin, los mecanismos de distinción resurgen como un instrumento que ayuda a escalar posiciones de prestigio. Un nuevo grupo irrumpe con fuerza en la escena social, marcando con su dinamismo y polivalencia un nuevo estilo de vida: los cuadros, los eficaces ejecutivos. Luc Boltanski ha mostrado la formación de este grupo situado a medio camino, como si se tratase de una tercera vía, entre el colectivismo y el capitalismo (LUC BOLTANSKI: "Les cadres: la formation d'un groupe social". Minuit. París, 1982. Boltanski es uno de los sociólogos que ha mostrado una gran sensibilidad en relación al cuerpo en tanto que producción social. Véase, por ejemplo, su obra Los usos sociales del cuerpo (Periferia. Buenos Aires, 1975), así como Puericultura y moral de clase (Laia, Barcelona, 1974).).
Este colectivo puede ser caracterizado por lo que ha sido denominado el síndrome de los YARVIES (sigla correspondiente a Young, Attractive, Rich, Verbal, Intelligent, Educated, Sympathetic). Además de cuidar con esmero su imagen corporal y las relaciones interpersonales, su lenguaje y su presentación en general aparecen rotulados por los principios de la empatía, la comunicación, la creatividad, la espontaneidad, en suma, la adaptabilidad. Son los managers que buscan a todo coste el éxito y el rendimiento. Son el más claro exponente de la nueva civilización de la eficacia y el narcisismo. En este sentido resulta igualmente revelador el resonante triunfo que en USA está logrando Miss Manners, quien con sus sabios y cuidadosos consejos ayuda a los ejecutivos americanos y a otros miembros de las capas medias a conseguir la seguridad y soltura soñadas en las más variadas situaciones, es decir, contribuye a fabricar el nuevo polvo de estrellas.
10 de diciembre de 1984.
JULIA VARELA
En 1530, seis años antes de su muerte, Erasmo de Rotterdam entregaba a la imprenta un breve texto titulado "De civilitate morum puerilium", dedicado al Príncipe niño Enrique de Borgoña. Este opúsculo conoció en los países europeos un éxito sin precedentes.
El trabajo de Erasmo inaugura un nuevo campo de saber y de poder, ya que por vez primera las buenas maneras se van a ver sometidas a un tratamiento sistemático y específico.
Frente a los que sostienen que la educación ha tenido como finalidad primordial el cultivo del espíritu, la saga de obras de urbanidad iniciada por Erasmo muestra más bien que el cuerpo fue y sigue siendo su soporte real, material y simbólico.
- Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". I.
 - Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". II.
 - Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". III.
 - Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". IV.
 - Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". V.
 - Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". VI.
 - Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". VII.
 - Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". VIII.
 - Comentario sobre "La urbanidad en las maneras de los niños". IX.
 
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									El canto es una diversión que no sólo está permitida, sino que es también muy honesta.
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									Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
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									Si se mira con la lente a una mujer, es casi como señalarla con el dedo.
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									No toméis pues tabaco; pero si este gusto se os ha hecho una necesidad indispensable, ocultaos cuando debáis satisfacerle.
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									El hábito es una segunda naturaleza, y lo que nos parezca imposible al principio, nos será sumamente fácil con el tiempo.
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									Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas.
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									Antes de soltar la lengua informaos de los genios de aquellas personas con quienes estéis en sociedad, porque en todas partes abundan más las cabezas desarregladas, que las de sano juicio.
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									El hombre amable debe ante todo tener un carácter movible que se preste a todos los gustos.
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									El hombre honrado y amable lo es también en su casa; y entre su esposa y sus hijos es donde debe excederse su dulzura.
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									Para hablar bien y hacerse entender por los demás, es preciso abrir perfectamente la boca, y tener cuidado de no apresurarse al hablar
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									Dice el Sabio que hay un tiempo para reír, y es precisamente el tiempo que sigue a las comidas.
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									El niño urbano debe saber comportarse en la mesa de forma correcta y educada.
 
