La espada, el bastón y el cayado. Complementos
No hay que tener la mano sobre la empuñadura de la espada cuando se hable con alguien, o al pasear; es suficiente hacerlo cuando hay obligación de sacarla
La urbanidad y el uso de la espada, el bastón y el cayado
Aquella urbanidad
Es muy inconveniente y muy contrario al orden de una educación bien reglamentada, que un burgués lleve espada, a menos que esté de viaje o en el campo. Un niño puede, sin embargo, llevarla, si es gentilhombre.
Es descortés girar el tahalí -tirante que cruza el pecho y la espalda desde el hombro hasta el lado opuesto de la cintura y sirve para sostener la espada o el tambor- de la espada delante de sí, y mucho más poner la espada por entre las piernas.
No hay que tener la mano sobre la empuñadura de la espada cuando se hable con alguien, o al pasear; es suficiente hacerlo cuando hay obligación de sacarla.
Por muy valiente que pueda parecer el hombre que está siempre dispuesto a sacar la espada, cuando le dicen una palabra molesta, o se le quiere insultar, que esté seguro de que esto no es ni cortés ni cristiano, ya que no es más que la pasión y el prurito de una honra vana e imaginaria que le impulsa a obrar así. Es por tanto contrario a la cortesía estar tan predispuesto a defenderse contra alguna injuria o ultraje; las reglas del Evangelio piden que se sufran las injurias con paciencia.
Te puede interesar: Aquella urbanidad. Artículos históricos sobre la urbanidad
Jesucristo mismo mandó a san Pedro devolver su espada a la vaina, cuando quiso utilizarla para defenderle.
Cuando se está sentado hay que colocar la espada al lado, desplazando el tahalí o cinturón detrás de sí lo más que se pueda; debe hacerse lo mismo al sentarse a la mesa y procurar que la espada esté detrás de sí, o de tal modo entre las sillas que no pueda molestar a nadie; no parece conveniente dejarla en esta ocasión.
Cuando hay que dejar la espada, no se debe quitar sin guantes, ni colocarla sobre la cama con guantes, lo que sería muy descortés. Hay que dejarlos en un lugar apropiado, fuera de la vista de las personas que pudieran entrar en el cuarto, o con las que se esté.
Si sucede que alguna persona de alta alcurnia entra en la morada de alguien que tenga derecho a usar espada, debe recibirlo con guantes y ceñida la espada; en cuanto a los que no usan espada, es preciso que lleven guantes y tengan la capa sobre los hombros.
La cortesía obliga a veces a servirse de un bastón, pero sólo la necesidad autoriza a tener una cachava en la mano.
No sienta bien llevar un bastón corto o un bastoncillo en casa de los nobles; pero se puede tener un cayado en la mano si se está indispuesto o si se necesita para sostenerse o para andar con más facilidad.
Es descortés juguetear con el bastón corto, o con el cayado, servirse de él para golpear el suelo o las piedras, o para hacer saltar chinitas; es totalmente deseducado levantarlo como si se quisiera pegar a alguien. Y no está nunca permitido servirse de él para tocar a alguien, aunque sea para divertirse.
Cuando se está de pie, hay que evitar el apoyarse burdamente sobre el cayado como hacen a veces los campesinos. Tampoco se debe tener firme contra el suelo, como se haría con un palo, lo que mostraría un tanto de dignidad o autoridad en la persona; pero es conveniente tenerlo suspendido en el aire de modo comedido y modesto, o dejarlo tocar el suelo sin apoyarse en él.
Al andar, es de poca educación llevar un bastón o una vara debajo del brazo; y es peor arrastrarlo negligentemente por el barro, y es ridículo apoyarse en él de modo que huela a orgullo o fasto; y cuando se hagan gestos u otros movimientos, está muy mal tener un cayado o una vara en la mano derecha.
Te puede interesar: Saber andar. La forma correcta de caminar
Al estar sentado no hay que utilizar la vara o el cayado para escribir en el suelo, o hacer figuras; denotaría que se es un distraído o un maleducado; tampoco está bien poner el cayado sobre los asientos, antes hay que tenerlo delante de sí de modo correcto.
Antes de sentarse a la mesa, no se debe colocar nunca la vara o el cayado sobre la cama, lo que es descortés; hay que ponerlo en un lugar fuera de la vista de todos; si se lleva palo, se puede apoyar contra la pared. Hay que dejar la vara y el cayado siempre que se deje las espada y los guantes.
-
1498
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
El tema de la educación en la juventud es recurrente y no es un problema de la época actual. En todas las épocas el tema de la educación de los jóvenes es un tema de gran importancia
-
Al retirarnos a nuestro aposento debemos despedirnos cortés y afectuosamente de las personas de nuestra familia y de cualquier otra que pudiera haber en la casa
-
Si pones en práctica lo que te enseñamos hoy serás cada día una mejor persona
-
El respeto que se debe al prójimo no permite, al hablar de alguien, golpearse la frente con el extremo del dedo para indicar que es una persona aferrada a su sentir y a su propio juicio
-
No se tiene estima alguna de un hombre que habla indiscretamente, y a causa de esto debemos procurar, según el consejo del mismo Sabio, no ser ligeros de lengua
-
Es curioso que el español haya elegido la misma palabra para los grandes fastos y para el aire rodeado de jabón.
-
El que en medio de la discusión lanza invectivas e insultos a sus contrarios, comete además una grave falta de respeto a la corporación entera
-
A veces los malos se presentan en la sociedad con cierta apariencia de bondad y buenas maneras, y aún llegan a fascinarla con la observancia de las reglas más generales de la urbanidad
-
¿Cómo se educa en las familias y en la escuela a los chicos que tienen la ciudad llena de pintadas y los que tiran por el suelo papeles?
-
Un caballero lo es, no es un título gratuito, hay que ganárselo cada día con sus actos, con sus acciones y con sus hechos
-
Si una persona de poco tacto llegare a ponernos en el caso de dirigir la palabra a otra con la cual estemos mal avenidos, hagámoslo de una manera cortés y afable
-
Los valores tradicionales de cortesía, urbanidad, civismo o como se les quiera llamar se han perdido poco a poco.