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Continuando con el orden. El desorden. Vencer la pereza. Soluciones prácticas.

Dos consecuencias de la pereza: desorden y doble trabajo.

Departamento de Cultura. 1.952
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Convivencia Social. Formación Familiar y Social.

¿Qué es el desorden?

En el fondo, el desorden proviene de nuestra pereza. Por no agacharnos a recoger el vestido que se cayó al suelo, el vestido se arruga, y hay que "ir hecha una lástima" o hay que plancharlo. Dos consecuencias de la pereza: desorden y doble trabajo.

La niña desordenada es la que deja el agua sucia en el lavabo, los pelos en el peine, la ropa en el suelo.

Por qué tendemos a ser desordenadas.

La persona desordenada hace todo esto porque quiere acabar pronto. ¿Y por qué quiere acabar pronto?. Generalmente, es para irse a dormir o para irse a jugar; es decir, para hacer otra cosa más agradable y, sobre todo, por comodidad para evitar un trabajo; en resumen: por pura pereza.

Cómo la venceremos.

Es necesario vencer nuestra pereza, en lo que se refiere al orden y al aseo.

La educación consiste en sacrificar una parte de nuestra comodidad para que los demás estén más cómodos.

En algunas de vuestras casas resulta difícil el orden. ¿Por qué?. Las casas son pequeñas, y muchas veces duermen varias hermanas reunidas.

Hay una percha para tres vestidos, y muy pocos cajones.

Soluciones prácticas.

Nos tenemos que poner de acuerdo con nuestras madres sobre cual es el sitio de cada cosa.

Y cuando saquemos uno de los tres vestidos que están colgados en la misma percha, no dejemos caer los otros dos, pues luego, cuando nuestras hermanas vengan y se enfaden al ver sus vestidos arrugados, tendrán razón... No seamos perezosas ni fuguillas; pensemos en los que nos rodean.

Qué opinión merece a la gente una niña desastrada.

Se ve una niña desastrada y se piensa: ¿Cómo será su casa?

Nuestro aspecto desordenado le quita prestigio a nuestra familia. Si nuestro vestido está viejo o usado, nadie piensa mal de nosotras, porque la pobreza no es un deshonor. Pero si estamos sucias, descuidadas o manchadas, con nuestro aspecto le estamos dando fama de descuidada a nuestra propia madre.

Qué haremos para evitarlo.

En nuestra clase tengamos el empeño de conquistar el orden. La niña naturalmente ordenada tiene mucha suerte, es una cualidad envidiable, como la buena voz o la destreza en el juego; pero la que no tiene esa cualidad, ¿se resigna a resultar un desastre, una plaga para su madre y hermanas?.

Tenemos tiempo de aprender a ser ordenadas, y la que no lo intente no tiene dignidad. Veremos en la lección siguiente las consecuencias vergonzosas del desorden.

 

Nota
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