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Cortesía en familia. Personas bien educadas. Respeto y obediencia a nuestros padres y mayores.

Los niños deben corteí­a a sus hermanos mayores, a sus padres, a las visitas.

Departamento de Cultura. 1.952
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Convivencia Social. Formación Familiar y Social.

Cuándo somos bien educadas.

Ejemplo. En casa de María hay un sillón y varias sillas en el comedor. Una gran mesa, con su brasero debajo, y encima de la mesa, una lámpara. Cuando María vuelve del colegio, sube la escalera deprisa.

Todavía no ha llegado su padre, y su madre está, como siempre, ocupada en mil tareas domésticas.

María se precipita sobre el sillón cómodo y se instala para estudiar. Pero... suena el timbre, y entra Ignacio, estudiante de Derecho. María siente respeto por él. Se levanta (haciendo un sacrificio) y le cede el sillón.

- No te muevas, María, dice Ignacio.

- Pero si yo no necesito el sillón para estudiar, dice ella, muy sonriente, mientras se sienta en una silla.

A los diez minutos llega el padre, y, como es natural, Ignacio le cede el sillón.

Pasa un ratito, y entra su madre. Todos se levantan para saludarla, y se organiza un poco de tertulia familiar. Ahora es la señora de la casa la que ocupa el sillón cómodo, y María, cediendo, cediendo, se ha quedado en una silla, muy tiesa. No puede estudiar con la conversación; así que recoge sus bártulos y se dirige a su solitario cuartito, para terminar allí sus estudios.

-¿Dónde vas, María?, dice su padre. Ven sobre mis rodillas, que voy a explicarte tus problemas.

Esta es la historia del sillón. Una historia tonta, pero es una pequeña escena de cortesía familiar. Hoy todos son amables en casa de María. Así da gusto. A nosotros nos parece una historia aburrida. Pero en casa de María todos están calientes, contentos y encantados de hacer pequeños sacrificios los unos por los otros.

Somos bien educados cuando sabemos sacrificarnos los unos por los otros, en pequeñas cosas. Pero hay algunas reglas fijas de educación, y estas reglas fijas constituyen la cortesía.

Reglas de cortesía, en torno al asiento.

Una niña o niño pequeño, ¿a quién debe ceder el asiento?. Pues a las personas que le son superiores en edad y en categoría. Los niños deben esta cortesía a sus hermanos mayores, a sus padres, a las visitas. Cuando van en un tren o tranvía cederán su asiento a las personas mayores que vayan de pie. Las niñas no cederán el asiento a los hombres a menos que éstos sean viejos o estén enfermos.

Nuestra cortesía en casa.

Es en la casa, en la vida familiar, donde debemos ejercer la cortesía.

Cuando nuestro padre o nuestra madre vuelva de la calle, nos levantaremos y saludaremos.

No porque nos hayan reñido (por no saber la lección), debemos llegar a casa y contestar a nuestros padres con desabrimientos o vengarnos en nuestros hermanos de algo que provocamos nosotros mismos.

A los padres se debe respeto y obediencia.

Se respeta a los padres prestando atención a todos sus deseos e intereses, aun sin que lo digan. Atendiendo a sus necesidades, hablándoles con deferencia. No atacando sus opiniones y no contestando a sus reprensiones.

Al padre o a la madre se le cede el mejor sillón o el mejor sitio.

A los padres se les da los buenos días al levantarse y las buenas noches al acostarse. Se les saluda al entrar en casa y antes de salir.

Se les obedece agradablemente, sin malas caras, de una manera afectuosa y alegre. Los padres no quieren más que nuestro bien, aunque no nos parezca bien o a nuestro gusto lo que nos mandan.

No nos negaremos por pereza o porque estemos jugando o leyendo al pequeño favor (como hacer un recado) que nos pida una persona mayor...

No interrumpir a los mayores.

Cuando hay visita en casa, aunque sea la visita de unos amigos, no irrumpiremos en el salón o cuarto de estar como una tromba; y si tenemos que entrar, para pedir o decir algo necesario, pediremos permiso desde la puerta.

Cuando mi madre habla con otra persona mayor, no la interrumpiré bruscamente. Puedo decir: "Mamá, perdona un momento..." Si ella dice: "ahora, no", o "espera un momento", hay que esperar sin dar pataditas en el suelo ni resoplidos...

 

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