
Las suposiciones y comparaciones
La suposición, modo ya envejecido, y las más de las veces algo cándido, tiene por objeto aumentar la fuerza del razonamiento y convencer a la persona que nos escucha
foto base yiwunzhang - Pixabay
Hacer comparaciones y suposiciones puede ser de mala educación
Los dos escollos de esta forma de lenguaje son totalmente opuestas, pues el uno es la trivialidad y el otro la hinchazón.
La suposición, modo ya envejecido, y las más de las veces algo cándido, tiene por objeto aumentar la fuerza del razonamiento y convencer a la persona que nos escucha; y la comparación consiste en presentar una imagen que haga más sensible a nuestra vista el objeto de que se trata. Cuando la una y la otra están reguladas por la razón, el uso y el buen gusto, son de muy buen resultado.
Están fuera de su lugar cuando en el curso de una conversación se permite alguno colocar a una persona respetable en un mal lugar como en el de un loco, un ladrón, etc.; si se hace también la suposición de que esa persona se encuentre en una situación vergonzosa o ridícula, como por ejemplo:
Te puede interesar: Aquella urbanidad. Artículos históricos sobre la urbanidad
"Si Usted fuese ese malvado; supongo señora por un momento que Usted hubiese cometido esta bajeza; que se burlasen de Usted".
Tampoco son oportunas las que se refieren a las profesiones u oficios de personas que se hallan presentes pues no pueden menos de ofender al amor propio de las mismas. Así, por regla general, y por vía de precaución conviene evitar el valerse de frases semejantes a estas: Charlatán como un médico; ávido como un procurador etcétera.
Por último, la política y el buen gusto, no regulan las comparaciones cuando son usadas y triviales, pedantescas, o llenas de hinchazón.
-
4638
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Si una parte de la cortesía consiste en decir a cada uno lo que le conviene, está claro que a fin de que no falte asunto a la conversación debes hablar a cada uno de las cosas que más le ocupan o más le agradan
-
La crítica amarga, acre y mordaz, degenera por lo común en personalidades, y saca enteramente de la esfera a que debe limitarse un hombre de buena sociedad.
-
Las personas mayores pueden enseñar a los más jóvenes muchas cosas, pero los mayores conocimientos van a venir de su dilatada experiencia.
-
Las personas entre quienes existen relaciones especiales, ya sean accidentales o permanentes, se deben respectivamente ciertas consideraciones también especiales.
-
El niño en el dormitorio y la hora de acostarse.
-
La sociedad penaliza, muchas veces de forma injusta, a las personas que no visten o actúan como los demás.
-
La instrucción es al hombre, considerado física y moralmente, lo que el riego a una planta.
-
El porte de los superiores con los inferiores es parte de la cortesía, urbanidad y decencia del hombre.
-
Una de las polillas de la sociedad son seguramente estas gentes a quienes no se conoce sino por haber estado cinco o seis veces en una reunión sin reparar en ellas, pero se creen autorizadas para trataros como a unos amigos antiguos
-
Qué es la urbanidad y otras preguntas generales relativas a la idea general de la urbanidad y la buena crianza.
-
Si no es un deber moral el no hacer daño a los animales, al menos es un deber sentimental.
-
Parece a primera vista que nuestras pasiones y vicios deben dañar solamente a nosotros mismos; pero al mismo tiempo que nos depravan, son funestos a los que nos rodean.