
La urbanidad de la nariz.
Es norma de cortesía tener la nariz muy limpia.
La urbanidad de la nariz. Del modo de sonarse y de estornudar.
Es indecoroso arrugar la nariz, y normalmente sólo los burlones lo hacen; también es descortés moverla; ni siquiera hay que tocarla directamente con la mano o con los dedos.
Es norma de cortesía tenerla muy limpia, y resulta muy feo dejar que se llene de mocos. Por lo mismo, hay que limpiarla a menudo, para tenerla siempre limpia, pues la nariz ennoblece y da belleza al rostro, y es la parte de nosotros que más se ve.
Es muy descortés hurgar insistentemente en las narices con el dedo, y resulta mucho más insoportable aún llevarse luego a la boca lo que se ha sacado de las narices, o incluso el dedo que se acaba de meter en ellas; esto puede causar profundo malestar en quienes lo ven.
Es una grosería limpiarse los mocos con la mano, pasándola por debajo de la nariz, o con la manga o el vestido; y es cosa muy contraria a la cortesía sonarse con dos dedos y después tirar los mocos al suelo, y limpiarse después los dedos en los vestidos; pues ya se sabe lo desagradable que resulta ver esa suciedad en los vestidos, que siempre deben estar muy limpios, por muy pobres que sean, ya que son los ornamentos de un siervo de Dios y de un miembro de Jesucristo.
Hay algunos que aprietan la nariz con un dedo y luego, soplando por ella lanzan al suelo la suciedad que hay dentro. Quienes actúan así son personas que no saben qué es la urbanidad.
Siempre hay que servirse del pañuelo para sonarse, y nunca de otra cosa; y al hacerlo, cubrirse, de ordinario, el rostro con el sombrero; o al menos, si se está con pocas personas, y se puede volver fácilmente la cara de la vista de los otros, hacerlo así y sonarse aparte sin ser visto.
Al sonarse hay que evitar hacer ruido con la nariz, sonar demasiado fuerte, soplar demasiado fuerte con las narices, y hacerlas resonar, pues eso es de muy mal gusto.
Cuando se está a la mesa, es conveniente cubrirse con la servilleta y ocultar el rostro en la medida de lo posible, pues no es educado sonarse a descubierto.
Antes de sonarse es descortés estar mucho tiempo sacando el pañuelo; y es faltar al respeto hacia las personas con quienes se está desplegarlo por diferentes partes para ver cuál se va a utilizar. Hay que sacar el pañuelo del bolsillo y sonarse rápidamente, y de forma que casi no puedan advertirlo los demás.
Hay que guardarse mucho de examinar el pañuelo después de haberse sonado; es conveniente doblarlo en seguida y meterlo de nuevo en el bolsillo.
No es educado mantener el pañuelo en la mano ni ofrecérselo a algún otro, para lo que sea, aunque esté completamente limpio. Con todo, si alguna persona lo pide y urge dárselo, entonces se puede hacer.
Cuando uno nota que va a estornudar, no hay que impedirlo, sino que conviene volver el rostro a un lado, aunque sea poco, y cubrirlo con el pañuelo, y luego estornudar suavemente y con el menor ruido posible; después hay que agradecer educadamente a la compañía, que habrá saludado, haciéndoles una reverencia.
Cuando alguno estornuda no hay que decir en voz alta: Dios le bendiga, o Dios le asista; solamente, sin pronunciar ninguna palabra, hay que descubrirse y hacer la reverencia, y si es una persona a la que se debe mucho respeto, hacerla profunda, inclinándose del todo.
Es práctica bastante en uso tomar rapé; con todo, es mucho mejor no hacerlo, particularmente si se está en compañía; y nunca debe hacerse cuando se está con personas a las que se debe respeto. Pero es muy indecoroso mascarlo o meterse las hojas en la nariz. Y no lo es menos tomarlo en pipa, y es intolerable hacerlo en presencia de mujeres.
Si una persona de calidad toma tabaco delante de los que están con ella, y se lo ofrece, éstos no deben rehusarlo, por el respeto que le deben; y si sienten repugnancia a tomarlo por la nariz, bastará con simularlo.
Si la costumbre de tomar tabaco se puede permitir a los hombres, dado que está tan tolerado por el uso, no puede tolerarse en las mujeres; es totalmente contrario a la cortesía que ellas lo usen.
Es también indecoroso ver a aquellos que lo toman siempre con el pañuelo en la mano, y verles el pañuelo lleno de suciedad y de tabaco; lo cual, sin embargo, no puede dejar de ocurrir a quienes toman a menudo tabaco por la nariz.
Cuando se toma tabaco en compañía, lo que debe ocurrir rara vez, no se debe tener constantemente la tabaquera entre las manos, ni las manos llenas de tabaco. También hay que tener cuidado de que no caiga sobre la ropa ni sobre los vestidos, pues no es decoroso que se note. Para que esto no suceda, hay que tomar poco cada vez.
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