Introducción. Aforismos de Baltasar Gracián
Baltasar Gracián, jesuita, hace un relato en forma de aforismos de, lo que para el, es un código de buen gobierno para las personas
Aforismos de Baltasar Gracián
Código de buen gobierno para las personas
Un aforismo es una máxima o sentencia que se propone como pauta en alguna ciencia o arte. Esta es la definición que hace el diccionario de la Real Academia Española, R.A.E.
Baltasar Gracián, jesuíta, hace un relato en forma de aforismos de, lo que para él, es un código de buen gobierno para las personas.
Las normas o pautas de comportamiento que relata Baltasar Gracián fueron un manual imprescindible para triunfar en la sociedad del siglo XVII.
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¿Pueden servir para la sociedad actual? Cada cual que saque sus propias conclusiones.
Dedicado al lector
Ni al justo leyes, ni al sabio consejos; pero ninguno supo bastantemente para sí.
Una cosa me has de perdonar y otra agradecer: el llamar Oráculo a este epítome de aciertos del vivir, pues lo es en lo sentencioso y lo conciso; el ofrecerte de un rasgo todos los doce Gracianes, tan estimado cada uno, que El Discreto apenas se vio en España cuando se logró en Francia, traducido en su lengua e impreso en su Corte.
Sirva éste de memorial a la razón en el banquete de sus sabios, en que registre los platos prudenciales que se le irán sirviendo en las demás obras para distribuir el gusto genialmente.
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Por la corbata se juzga al hombre, o permítasenos decir, que la corbata es todo el hombre.
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Las reglas de urbanidad son las que fomentan y conservan las sociedades.
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El que sabe puede empeñarse y obrar de fantasía; pero saber poco y arriesgarse es voluntario precipicio.
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Comentario de Julia Valera sobre la obra de Erasmo de Rotterdam "De la urbanidad en las maneras de los niños" -De civilitate morum puerilium-.
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La sociedad de hombres que no tuviese un punto u objeto especial, perecería por el mismo fastidio o falta de agrado.
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Debemos respetar a nuestros semejantes, y evitar que exista cualquier tipo de enemistad o rencor.
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Una de las economías mal entendidas y más perniciosas de que debe abstenerse toda ama de casa, es la de la falta de alumbrado.
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Hablando con mujeres se marca más dulzura en la entonación, a los ancianos se les atestigua deferencia y a todo el mundo política y amabilidad.
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El espíritu de urbanidad es cierta atención a que nuestras palabras y modales hagan que los demás queden contentos de sí mismos y de nosotros.
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El tiempo es tan precioso, y la vida es tan corta que no debe perderse ni un momento.