
De la alabanza.
Si tenéis que alabar a una mujer sobre su belleza, frescura y dulzura de sus miradas, o sobre el conjunto de sus facciones, no lo hagáis jamás a expensas de otra.
De la alabanza.
Es una falta contra la urbanidad el alabar en presencia de aquellos que cantan o tocan un instrumento a una persona que tenga la misma habilidad; como igualmente el alabar a un poeta delante de uno que lee sus propios versos; pero es igualmente una falta el alabar cara a cara y de un modo excesivo; porque una alabanza extremada tiene todo el aire de burla, siendo así que la verdad tiene límites que no es dado el traspasar, y que aquellos a quienes alabamos conocen su parte flaca, y están íntimamente persuadidos de que también los demás los conocen. Si nos excedemos, pues, en la verdadera alabanza de un modo absoluto, este elogio pierde todo su precio, porque no es verdadero. Solamente los necios sufren pacientemente los elogios.
Si tenéis que alabar a una mujer sobre su belleza, frescura y dulzura de sus miradas, o sobre el conjunto de sus facciones, no lo hagáis jamás a expensas de otra; pues aunque se sabe que las mujeres no se aman entre sí, el hablar mal de las personas de su sexo es un derecho que se reservan ellas exclusivamente, y que no permiten que le usurpen impunemente.
"El néctar que el gran Jove se presenta,
y del mundo a los Dioses alimenta,
es, Filis, la alabanza".
Ha dicho Lafontaine.
"Las alabanzas interesadas son una especie de perfidia, y el hombre que las usa degrada su carácter y se envilece"
En efecto, siendo el amor propio y la vanidad los dos grandes resortes de las acciones de los hombres, fácilmente se consigue lo que se desea cogiéndoles el flanco. El alma más dura se rinde a un elogio discreto, y el carácter más fiero e inflexible se afloja como un arco a quien se le quita la cuerda, cuando le halagan unas palabras lisonjeras; pero cuanto más segura sea esta arma poderosa, con tanta más precaución se debe usar de ella. Las alabanzas interesadas son una especie de perfidia, y el hombre que las usa degrada su carácter y se envilece, siendo bajos en esta circunstancia ambos papeles, porque se desprecia a alabado y al alabador. Hay, no obstante, hombres que merecen toda nuestra admiración; existen virtudes y nunca bien alabados talentos que excitan con razón un entusiasmo difícil de contener. El alabar la verdad, el mérito y los talentos, no es sino rendirles un tributo innegable; pero no lo hagáis jamás cara a cara, porque os exponéis a avergonzarles y a serles incómodos.
Un hombre se halla en una disposición favorable para alabar a otro, cuando no tiene necesidad de él, cuando no espera ni su protección, ni sus servicios; porque en tal se conoce que lo que dice es la verdadera expresión de su pensamiento; pero si al contrario la alabanza es interesada o puede parecerlo, conviene abstenerse de ella.
También un hombre altamente colocado puede alabar; pero ha de ser del modo más sencillo y natural; porque si así no lo hace, dará a entender que se acuerda del puesto que ocupa, y que quiere proteger solo de palabra.
En el mundo se experimenta y debe experimentarse muchísima deferencia respecto a una infinidad de objetos; se hace la vista gorda sobre las malas costumbres y sobre varios defectos, y esto parece como natural, vista la fragilidad de la naturaleza humana y de las pasiones de los hombres. Haced, pues, como los demás, pero sin transigir con el vicio, y no alabando por eso lo que declaradamente es malo.
-
7006
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Una relación de las acciones que deben evitarse en presencia de otra persona.
-
La escritura es el maravilloso arte que da color y cuerpo a los pensamientos.
-
El hombre de ánimo delicado se abre a todos los sentimientos que engrandecen la naturaleza humana, y quisiera cerrarlo a cuantos la degradan.
-
Se habla mucho, por eso de que hay que hablar de algo, de que lo cortés es dejar pasar a las señoras primero...
-
Parece a primera vista que nuestras pasiones y vicios deben dañar solamente a nosotros mismos; pero al mismo tiempo que nos depravan, son funestos a los que nos rodean.
-
Ese detalle tan importante en el amor y en las relaciones sociales en general, que puede abrirnos las puertas de un corazón y ganarnos simpatías
-
De tú llama el hijo o hija de la moderna sociedad a sus padres y mayores; para disculpar su atrevimiento, alega que el tú revela mayor afecto.
-
Las presentaciones son una muestra de fina deferencia y de cortés atención, el que la dueña de una casa facilitase el conocimiento y relaciones entre las personas que por vez primera se encontraban ante ella
-
Cartas utilizadas para recomendar a un sujeto por sus méritos poniendo de manifiesto sus buenas cualidades.
-
Las adulaciones y lisonjas son propias de cameladores que no buscan el bien ajeno sino el propio.
-
La felicidad en este mundo no consiste en poseer muchas riquezas y honores, sino en tener el corazón sosegado y contento.
-
En el colegio el niño bien educado debe tener buen comportamiento con sus profesores y compañeros