Conversar, hablar y los buenos modales
Hablar con otras personas requiere tener algunos conocimientos sobre cómo manejarse de forma correcta en una conversación
Los buenos modales al conversar y al hablar
Aquella urbanidad
El 'Tratado de urbanidad para uso de las escuelas' nos propone una serie de consejos para no perder los buenos modales en las conversaciones que mantenemos con los demás.
¿Permite la urbanidad que se interrumpa al que habla?
El niño urbano, no solo no ha de cortar la palabra al que habla, sino que tampoco ha de manifestar ansia de que concluya.
¿Dirigirá usted la vista al rostro de la persona con quien hable?
Fijar de hito en hito la vista en el rostro del que está hablando es cosa que la política reprueba, pero deben dirigírsele los ojos de manera que conozca la atención con que oimos sus palabras.
¿Me dirá usted alguna de las cosas que repugnan a la urbanidad?
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Da muestra de poco civil el que cruza los pies, el que hace crujir los dedos, y el que bosteza; pero incurre en una grosería imperdonable el que se suena de un modo ruidoso, y más aun el que se despereza.
¿Y qué hará usted si hablando con una persona, tiene usted necesidad de toser, escupir, etcétera?
Si no puedo evitar el toser y escupir delante de otras personas, volveré la cara al lado opuesto; para bostezar taparé la boca con la mano; y para sonarme lo haré sin ruido, evitando, como cosa asquerosísima, mirar y restregar lo que han soltado las narices.
¿Debe usted tener alguna regla en el hablar?
Con las personas de respeto hablaré siempre en tono más bien alto que bajo, sin precipitarme, y evitando el altanero desdén y la afectación empalagosa.
¿Es permitido delante de varias personas hablar en secreto con una de ellas?
La Urbanidad exige que la conversación sea general, pues el particularizarla indica desprecio de las otras personas, o da a entender que se habla de ellas.
¿Hay que observar alguna otra regla estando en compañía de otras gentes?
En concurrencia de varias personas no cruzaré la sala, pasando por delante de ellas; no les volveré jamás la espalda, ni me mezclaré en la conversación sin que se me inste o, a lo menos, insinue.
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