
Los temas de conversación en la fiesta de Navidad de la empresa
La conversación debe versar sobre temas de interés general que no sean muy personales ni demasiado polémicos o susceptibles de originar agrias discusiones
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Conversar en una fiesta navideña de empresa: ¿de qué podemos hablar?
Cuando vamos a una cena de Navidad que organiza nuestra empresa, vamos a estar rodeados de compañeros de trabajo y de amigos. Hablaremos con personas que quizás no veamos tan a menudo como nos gustaría. Sobre todo cuando la empresa es grande y tiene muchos departamentos. Puede ser difícil pensar de qué hablar, especialmente cuando no conocemos a nadie. Es importante pensar en algunos temas de conversación para asegurarnos tener algo de que hablar antes, durante y después de la cena. Vamos a resolver esa pregunta que a todos nos ronda en la cabeza cuando vamos a una celebración de este tipo: ¿De qué se puede hablar en una fiesta de empresa? ¿Con quién debemos o podemos hablar?
Vamos a recordar que el arte de saber conversar implica la habilidad para mantener una comunicación fluida y respetuosa con otras personas. Requiere escuchar activamente, mostrar interés en lo que nos cuentan y evitar interrumpir. En definitiva, es saber encontrar el equilibrio entre hablar y escuchar en su justa medida.
Seguramente que casi todo el mundo tendrá muchas cosas que contar pero, por favor, que no sean temas del trabajo. Las secretarias hablando de su trabajo, los de marketing del suyo, los de recursos humanos de sus cosas... ¡qué aburrimiento! Salvo alguna anécdota curiosa o que pueda servir para romper el hielo, no debemos hablar de cosas del trabajo. Si sale en la conversación algún tema profesional hay que tratar de hablar lo menos posible de ello. O mejor aún, dejarlo para otro día.
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¿Cuáles son los temas de conversación más habituales en este tipo de fiestas?
Los temas de conversación más socorridos son los de actualidad. También, los que tratan sobre los regalos, las tradiciones que cada uno mantiene en su casa y en su familia, gastronomía, vinos y cualquier otro tema cultural o social. Debemos dejar a un lado la política, ciertos deportes, religiones, creencias y temas que puedan suscitar una polémica e incluso fomentar las discusiones más acaloradas. Hasta hablar del tiempo es un tema válido cuando apenas se sabe cómo empezar una agradable conversación. Pero seamos sinceros. Los llamados temas 'prohibidos' suelen salir en muchas conversaciones -la política y el deporte, son temas de actualidad-. Solo debemos mantener un respeto por las opiniones de los demás, aunque nos las compartamos. Es bueno recordar esta máxima y seguirla al pie de la letra:
"Para llevarnos bien con los demás no necesitamos compartir las mismas ideas... solo necesitamos tenernos el mismo respeto". Charls Rou
Hablar mal de los compañeros o de los jefes
No es correcto y, de hecho, es un gesto de pésima educación, hablar mal de otros compañeros de trabajo. Y aún peor, si se habla de personas que no se encuentran presentes. Los "malos rollos" o diferencias con otros compañeros se solucionan en privado, y frente a frente. Una fiesta no es el mejor sitio, aunque tengamos a nuestro "enemigo" enfrente para solucionar los problemas que se tengan o hayan tenido en el trabajo.
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Si tenemos un mal día. Es posible que tengamos un carácter fuerte e irrefrenable. Si tendemos a tener ataques de ira por cualquier minucia... puede que debamos plantearnos el no acudir a la fiesta. Si vamos a, lo que popularmente se conoce como 'montar el pollo' mejor nos quedamos en casa. Estropear la fiesta a los demás no es algo que vaya a favorecernos mucho. El 'mal rollo' se deja en la puerta.
El correveidile del jefe
Tampoco una persona educada habla mal de su jefe o superiores. O peor aún, hace de chivato, contando al jefe cosas que se dicen en la oficina de él - incluso identificando a quienes las dicen-. No podemos ser el "oído" de los jefes. En caso de contar algo sobre alguna persona, como diría mi abuela, "se dice el pecado, pero no el pecador". No se debe delatar a los compañeros de trabajo.
Si el tema de conversación del grupo no nos gusta, podemos irnos junto a otras personas o bien tratar de dar un giro de ciento ochenta grados a la conversación. Pero no abramos la puerta a una discusión que pueda terminar en una riña o en una auténtica batalla campal dialéctica.
No nos pasemos de 'graciosos'
Si queremos hacer algún chiste o hacer alguna "gracia" cuidado con las imitaciones, los chistes o anécdotas sexistas, racistas, machistas o de mal gusto. Tampoco las imitaciones del jefe o de algún compañero de trabajo suelen ser una idea demasiado acertada.

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Hay que hablar con moderación, sin acaparar la conversación, sin hacer monólogos o sin dejar que otras personas intervengan. Tampoco es correcto tomar una actitud pasiva, solo de oyente, y no participar en ninguna conversación. Seguro que siempre encontramos algo que decir o aportar en cualquier conversación.
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Por último, es bueno recordar que todo lo que hablemos, con quien lo hablemos y el tema sobre el que hablemos, puede afectar a nuestro trabajo al estar entre compañeros de trabajo. Hay que ser prudentes y cautos con lo que se habla y con quién se habla - como decía Marcel Mart "La mejor fuente de información son las personas que han prometido no contárselo a nadie"-. Si hablamos demasiado... podemos arrepentirnos al día siguiente.
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