El acoso contra las mujeres en la calle y en el día a día (con vídeo)
El acoso sexual callejero es cualquier acción con intención sexual de intimidar a una mujer o también a un hombre
El acoso sexual callejero. La importancia de la buena educación y los valores
Intimidar con palabras, con gestos o con acciones molestas a otras personas
El acoso sexual, principalmente a las mujeres, es desgraciadamente algo mucho más habitual de lo que pensamos. El acoso sexual callejero se refleja en cualquier acción cuya intención sexual sea intimidar a una mujer o también a un hombre. Este tipo de acciones pueden ser tanto gestos como acciones verbales directas.
El piropo una forma de acoso consentida
El piropo es una palabra o una expresión utilizada para halagar o elogiar a una persona a la que se dirige de forma directa. El problema surge cuando la persona que recibe este 'halago' no lo acepta y además no tiene porqué aceptarlo. Hay muchos piropos que tienen un alto contenido sexual, con lo que se convierten, aunque de forma sutil, en una forma de acoso. También hay piropos groseros, ofensivos, racistas, etcétera.
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El piropo, además, puede poner en una situación muy incómoda a las personas que lo reciben porque se convierten en el centro de atención del resto de personas que les rodean. ¿Por qué? Porque la mayoría de los piropos se dicen en un espacio público donde carecemos de cualquier tipo de 'protección' o privacidad.
Los gestos de acoso que son reconocibles
La mirada. No una mirada discreta o de contacto. No. La mirada intensa o lasciva, donde se mira a la otra persona de arriba a abajo. Donde se para o remarca esa mirada en ciertas partes del cuerpo como el cuello, el pecho, los glúteos, etcétera. Esas miradas que parecen que 'desnudan' a una persona.
Invadir el espacio personal de otra persona e incluso hacerla frente y no dejarla pasar. Es decir, queriéndola hacer una 'encerrona' para que se fije en esa persona o atienda a sus peticiones.
La lengua y la boca. Hay ciertos gestos que se hacen con la lengua o con la boca que tienen un componente 'sexual' muy marcado y que se hacen con la intención de provocar e intimidar.
Coqueteo y seducción no es acoso. Aprender a diferenciarlo
La diferencia es la voluntariedad. Un acosador molesta o intimida a la víctima sin su consentimiento. En el coqueteo o seducción ambas partes 'juegan' y consienten participar en este ritual. Si, por cualquier motivo, la otra persona no le corresponde dejará de hacerlo.
También, cuando se dan grandes aglomeraciones de personas, en transportes públicos, conciertos, grandes almacenes, etcétera, los acosadores suelen aprovechar estas situaciones para realizar todo tipo de acciones, generalmente tocamientos, 'amparados' en el posible 'anonimato' que ofrece esa gran cantidad de personas que se juntan en un espacio reducido.
La escritora y experta en comunicación personal Teresa Baró, invitada al estupendo programa de RTVE "Para todos la 2", nos habla sobre el acoso sexual callejero y los gestos o acciones más comunes que ponen de manifiesto este detestable comportamiento.
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