
Ayudar a los anfitriones ¿nos ofrecemos o esperamos a que nos los pidan nuestros anfitriones?
Un invitado, por regla general, no ayuda a los anfitriones. Y en el caso de querer hacerlo, seguramente, serán los propios anfitriones quienes se nieguen a que su invitado haga nada o ayude en nada. Todo depende del grado de confianza que se tenga con ellos.
Cuando hay mucha confianza, no es nada extraño, que se acepte o solicite esta ayuda para servir unas bebidas o unos aperitivos o bien para recoger.
Si ha habido algo más que una charla, por ejemplo un te con pastas o una simple merienda, no solo nos debemos ofrecer a la hora de recoger todo, sino a la hora de poner esa merienda, aperitivo o té. Serán los propios anfitriones quienes acepten o no esta ayuda. Nadie debe darse por ofendido, ni los anfitriones ni los invitados, por obtener una negativa ante esta propuesta.