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Sobre el comportamiento entre hermanos. Mayores y pequeños. Las bromas.

Los mayores no deben abusar de los pequeños; lo hacen porque son más fuertes y saben que los pequeños no tienen inteligencia ni fuerza, para defenderse.

Departamento de Cultura. 1.952
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Convivencia Social. Formación Familiar y Social.

Los mayores con los pequeños.

Ejemplo. María Pilar es la gorda de la casa. Es perezosa y come mucho. Sus hermanos la llaman Teresa Panza o Sanchica. (Ya sabéis quién es Sancho Panza.) María Pilar lleva muy mal está broma. De tal manera, que en cuanto los hermanos empiezan..., ella llora o se enfada, según le da.

Pero los hermanos insisten, y casi todos los días hay trifulca por esta cuestión.

¿No os parece una tontería? Pues esto pasa, en casi todas las casas.

Hay hermanos mayores que disfrutan haciendo rabiar a los pequeños, y hay hermanos pequeños que no entienden las bromas y lloran.

Los mayores no deben abusar de los pequeños; lo hacen porque son más fuertes y saben que los pequeños no tienen inteligencia ni fuerza, para defenderse. En el fondo, es una cobardía, por parte de los mayores. Pero algunas veces las bromas son por alegría y buen humor.

Aceptar las bromas.

Sean como sean las bromas, y aunque seáis pequeñas, hay que aprender a soportarlas bien.

Tenéis que dominar la ira que os producen; así se os va formando un carácter contenido, que sabe soportar las asperezas y abusos de los que os rodean, con cara amable y buen humor.

Saber aceptar una broma (tener correa) es señal de buena educación.

Saber aceptar una broma y saber perder un juego es, en el fondo, aceptar una pequeña humillación con gusto, para que se divierta el contrario. Así que una broma aceptada sin lloriqueo y un juego perdido con buena cara, ¿qué es?.

Pues si nos acordamos de ofrecérselo a Dios, es un buen acto de virtud, y de todas maneras, es una demostración de buena educación.

La educación entre los hermanos.

Desde luego, suprimiremos ios insultos, aun los más inocentes, como "tonto", "chalado", "estúpido", "bruto", "burro", etc.; no sacaremos la lengua, ni haremos burla, ni pegaremos, ni pellizcaremos.

¿Está bien la venganza entre hermanos? ¿Y la envidia?

Nuestro hermano nos da una patada en la espinilla, ¿qué haremos?.

Procuraremos no vengarnos; nos quitaremos de en medio y pensaremos, "¿Tuve yo la culpa?. ¿Lo enfurecí?". No nos haremos las víctimas y no iremos con el cuento a nuestros padres. La "acusica barrabás" será siempre una niña odiosa, que fastidiará a sus padres con sus quejas y sus críticas, y perderá el cariño de sus hermanos... Cuando sea mayor se convertirá en una criticona chismosa.

El único medio de ganar una discusión o una pelea es... evitarla.

Si cedemos a nuestro hermano lo que nos pide, no habrá pelea. Y si de momento perdemos nuestro libro o nuestra pelota, a 'la larga encontraremos cariño y simpatía. Y, sobre todo, pensemos: "Ceder es noble y generoso, y yo quiero ser "noble y generosa".

Una niña débil y quejica hace escenas como ésta:

-¡Mamá, que Luisito me ha roto mi esponja!

-¡Mamá, este niño no me deja estudiar!

-¡Ay, que me duele! ¡Ay, que me está pegando!

Esto indica que somos débiles de carácter, que queremos que nos defiendan, haciéndonos las víctimas y haciendo resaltar las culpas de núestros hermanos.

Modo de evitar las peleas.

Hay que ceder un poquito, dar una broma al fastidioso, poneros serias; en resumen: haceros respetar, sin acudir a la violencia.

 

Nota
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