
Reflexiones sobre la escritura de cartas.
La primera cosa que se debe recomendar al que va a escribir una carta es la prudencia en lo que escribe.
Reflexiones.
La primera cosa que se debe recomendar al que va a escribir una carta es la prudencia en lo que escribe. Se pueden decir muchas cosas en la conversación, porque las palabras pasan, y cuando más dejan una memoria que con el tiempo se debilita y aun se olvida; pero no sucede lo mismo con lo escrito; esto siempre subsiste, y siempre con la misma fuerza. Se conserva una injuria reciente, y puede ofrecer un arma contra nosotros cualquiera expresión que se nos haya escapado muchas veces con la confianza de la amistad.
¿Quién puede asegurarnos que una palabra indiscreta que escribimos con entera confianza no será un documento que sirva después para nuestra condenación? Bien sé que la prudencia que yo recomiendo aqui parecerá muy semejante a ta desconfianza; pero sería no conocer el mundo el creer que este consejo es fuera de tieínpo.
En las cartas de reprensiones o reconvenciones es más necesaria esta prudencia. Creedme, no digáis jamás todo lo que sentís; no os apresuréis a escribir cuando estéis de mal humor; esperad que el primer movimiento de vuestro enfado se haya pasado y estéis más serenos. Nunca os arrepentiréis de tomar esta precaución.
Hablad en vuestras cartas como lo haríais en presencia de la persona a quien escribís; es decir, no pidáis ni rehuseis nada por escrito, que de palabra os causaría vergüenza; es mala máxima la de algunos que dicen que el papel no se pone colorado.
-
15728
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
El estilo Luis XVI muestra solamente tentativas malsanas a una reforma y una decadencia que tienen por causa una desdichada imitación a la antigüedad.
-
Al entrar en la sala de baile, no se debe abandonar a las señoras para pasar a la pieza de juego.
-
Como los jóvenes no conocen aun por experiencia cuantas son las pasiones que procuran conservar los errores, creen que todas las verdades pueden decirse en presencia de cualquiera.
-
El equipamiento de las habitaciones de una casa, sus muebles y enseres. Su cuidado.
-
Es el momento de las conversaciones íntimas; se cuentan los lances de la noche pasada.
-
Cuando tengas autoridad o derecho para mandar a otros hombres y verás que las órdenes que expidieres con señorío y dulzura al mismo tiempo serán con agrado y aplauso recibidas.
-
Padres de familia, enseñad primeramente a vuestros hijos las cosas necesarias, en seguida las útiles, y por último, las que sirven de adorno.
-
En el coche sube siempre la persona de más respeto; pero si tiene una sola puerta, se subirá de modo que a nadie se moleste.
-
Servir la mesa de forma ordenada y correcta es todo un arte, así como saber realizar otras tareas propias de un buen anfitrión.
-
Los secretos, la discreción y los halagos. Las acciones de las personas en sociedad.
-
La urbanidad prescribe que devolvamos las visitas a quien nos las hace, y que seamos los primeros en hacerlas a nuestros superiores
-
No debe uno permitirse jamás la libertad de apoyar la cabeza en la mano como si no se pudiera sostener