Obligaciones positivas. Respecto a los padres
Dentro del seno familiar la figura de los padres representa la mayor autoridad y se les debe un respeto
Obligaciones para con los padres
Tenemos para con los otros algunas obligaciones, que son generales y comunes para todos, y otras respectivas a cada uno en particular.
Obligaciones generales
Nuestras obligaciones generales para con todos los hombres se encierran en estos dos preceptos, no hacer a otro lo que no queramos que se nos haga a nosotros, y hacer con los otros lo que queremos que se haga con nosotros mismos . El primero de ellos contiene las obligaciones que se llaman negativas o de rigurosa justicia. El segundo, las obligaciones positivas o de beneficencia.
Obligaciones positivas
Estas se reducen a hacer a todos todo el bien que podamos .
Los actos que principalmente debemos ejecutar en beneficio de los demás son los que se llaman obras de misericordia, así espirituales como corporales, que no repetiremos aquí, estando ya explicadas en el Catecismo.
Solo añadiremos que no hay en el mundo deleite más dulce y más puro que el de hacer bien a otro , ni satisfacción que más llene nuestro corazón que la de poder hacer feliz a alguno.
Así, siempre que se presente ocasión de poder favorecer a cualquiera, debemos aprovecharla con el mayor anhelo, sin detenernos en sufrir cualquiera incomodidad que traiga consigo, seguros de que la complacencia que nos resultará, la compensará superabundantemente.
Obligaciones particulares
Respecto a los padres
Después de Dios no hay obligación más estrecha que la que tenemos a nuestros padres.
Además de habernos dado la vida, han empleado todo su cuidado en conservarla. Ellos nos mantienen, nos visten, y nos proporcionan todas las comodidades que disfrutamos, se desvelan y afanan continuamente para educarnos .
Siendo estos beneficios los mayores que se nos pueden hacer, ha de ser proporcionada por nuestra parte la gratitud.
A los padres debemos pues tenerles:
1º. Un amor sincero, y el mayor después del que profesamos a Dios.
2º. Un verdadero agradecimiento, que nos haga tener continuamente presentes los beneficios que de ellos hemos recibido y recibimos, y procurar pagárselos del mejor modo que podamos, ayudándoles, sirviéndoles y complaciéndoles en todo.
3º. Una verdadera sumisión y obediencia; pues estando ellos encargados de nuestra educación, debemos ejecutar pronta y gustosamente lo que nos manden, tenerles todo el respeto posible, abstenernos de toda acción o palabra que pueda ofenderlos, recibir con humildad sus avisos, y correcciones, y aun sufrir con gusto los castigos que nos impongan para corregir nuestros vicios y defectos.
-
6689
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
El cotillón es uno de los bailes más preferidos, y requiere grandes cuidados de parte de la dueña de la casa para organizarlo y que los bailadores lleven recuerdos gratos de aquellos deliciosos momentos
-
Los distintos tipo de visita son necesarios para mantener activa nuestra vida social.
-
Nunca hay que comenzar a jugar con una persona de rango muy superior sin que ella lo pida.
-
Los romanos tenían la costumbre de entregar al principio de la comida una nota de los manjares que se presentarían en la mesa.
-
Hay hombres instruidos que hacen vanidad de su saber, hablando siempre en tono magistral, y decidiendo sin apelación.
-
Los colores vivos deben usarse con gran cuidado y precaución, o renunciar a ellos si no se confía en saberlos combinar sabia y artísticamente.
-
Cuando nuestros amigos o parientes pierdan algún individuo de su familia, nos prestaremos gustosos a acompañarlos en tan doloroso trance.
-
El escritor del manual, justifica las diferencias que establece la urbanidad según el sexo
-
Un hombre joven no debe jamás ser el primero en ofrecer la mano a una mujer; cuando dos hombres se encuentran en un salón y no tienen intimidad, el de más edad debe ofrecer la mano al otro.
-
En España, como en otras monarquías modernas, la etiqueta y la ceremonia se combinaban con las artes de la pintura y la arquitectura, las artes decorativas y la literatura y la música...
-
Los deberes del que visita resultan del objeto que se propone, el cual no es otro que causar una nueva sensación agradable al visitado.
-
Su mayor lucimiento libra en los lances de la venganza: no se los quita, sino que se los mejora, convirtiéndola, cuando más vencedora, en una impensada generosidad.