Limpieza en los vestidos y elogio de la moda. IV.
El traje que presenta la apariencia de la novedad, de la elegancia y de la belleza es al momento buscado por las personas ricas y despierta los deseos de las que no lo son.
Limpieza en los vestidos y apología de la moda.
Después de lo dicho, continúa el autor, voy a discutir las variaciones de la moda con la escolta de la economía y de la moral. Desde las hojas de los árboles y de las rústicas pieles de los animales que constituyen los vestidos de los salvajes, hasta los trajes de seda que embellecen a los pueblos civilizados, hay una larga serie de labores. Estas labores son ejecutadas por las clases de ciudadanos a quienes faltan otros medios de atender a su subsistencia.
Como los caprichos de la moda mantienen una variación constante en las susodichas labores, aseguran constantes medios de subsistencia a las personas necesitadas. Al paso que crecen los caprichos de la moda se aumenta la probabilidad de ganancia a los que gustan del trabajo; de donde resulta que los caprichos de la moda dan valor a materias que sin ellos serian inútiles (Nota 1) y son el medio por el cual las riquezas estancadas en manos de pocos se distribuyen entre los demás y el rico alimenta al pobre, no a título de limosna sino en recompensa del trabajo.
(Nota 1). Si de repente cesase en todo el mundo el uso de las cintas, de los velos, de las tejas de seda de toda clase, el precio de los capullos bajaría poco menos que a cero, desaparecería uno de los más lucrosos productos de muchos países, cesarían un crecido número de industrias, y se resentirían de ello muchos millares de familias, cuya subsistencia depende de esa cosecha y de la fabricación a que da alimento.
Las numerosas formas de la moda se pueden, por tanto, comparar a los canales que comunican con los lagos y otros receptáculos de aguas, y por los cuales se derraman el riego y la fecundidad por los territorios inmediatos y por los lejanos.
"La moda se generaliza y se hace apta para el consumo general"
Y he aquí por qué siendo menores en los pasados siglos las variaciones de la moda, eran más que al presente las fundaciones de caridad pública, y una parte del pueblo era alimentado no a título de trabajo, sino de limosna. Atendidas las variaciones de la moda, los tiempos modernos son tan preferibles a los antiguos como el trabajo es preferible al ocio, la vida a la muerte, la producción a la esterilidad.
El traje que presenta la apariencia de la novedad, de la elegancia y de la belleza es al momento buscado por las personas ricas y despierta los deseos de las que no lo son. Para satisfacer estos deseos, los artesanos imitan con materias menos costosas y con menor finura en el trabajo la primera moda, con lo cual, generalizada ésta, las personas ricas quedan eclipsadas. Como éstas desean siempre distinguirse, abandonan al momento esa moda e inventan otra.
La primera moda, apta todavía para el consumo, deja de circular entre las personas elegantes y por consecuencia su precio decae y se hace asequible hasta a las gentes de más escasos haberes, las cuales por este medio participan de los gustos de que carecerían a no ser las frecuentes variaciones de la moda. Estas son un vivísimo estímulo contra la inercia natural, y gracias a ellas se ponen en actividad fuerzas que quedarían estancadas y se aprovechan las horas que se perderían. Todo esto junto tiende a disminuir el imperio del ocio, copiosa e inagotable fuente de vicios.
Los poetas satíricos, llevados del afán de hacer gala de celo han dado pruebas de ignorancia, acusando de ficción los inventos de la moda, sin advertir que las artes más encomiadas no son más que ficciones, El pintor logra dar relieve a las cosas planas, luz a las oscuras, lontananza a las cercanas, y vida y alma a un inanimado lienzo. El músico con fingidas imitaciones, no solo expresa admirablemente todas las pasiones y los más delicados afectos del ánimo, sino que hasta logra presentar a la imaginación las cosas inanimadas, de tal suerte, que creemos oír el estruendo del trueno, el canto de las aves, el rumor de las olas, etc. y no obstante las invenciones de la pintura y de la música, ¿dejan de ser fingidas e ilusorias?
Los inventos de la moda pueden estar sujetos a defectos y vicios como lo están los de la música y de la pintura. Los poetas satíricos que han hecho hincapié en los defectos de la moda pueden compararse a los que recogen la basura, los cuales conocen los sitios asquerosos de la ciudad y no conocen los palacios, las iglesias, los arcos triunfales, las estatuas ni los trofeos, que la embellecen.
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