
La familia y el amor fraternal.
Pon todo tu esmero en procurar que el amor, que debes a tus semejantes, comience en ti a efectuarse con toda perfección...
La familia y el amor fraternal.
Tienes hermanos y hermanas. Pon todo tu esmero en procurar que el amor, que debes a tus semejantes, comience en tí a efectuarse con toda perfección, primero respecto de tus padres, después respecto de aquellos enlazados a tí con la más íntima de las fraternidades: la de tener unos mismos padres.
Para ejercitar bien la ciencia divina de la caridad con todos los hombres debe hacerse el aprendizaje en la familia.
¡Cuánta dulzura hay en este pensamiento: "somos hijos de una misma madre"! ¡Cuánta dulzura es haber encontrado al venir al mundo los objetos que debemos venerar con predilección! La identidad de sangre y la semejanza de muchos hábitos entre hermanos y hermanas engendra naturalmente una fuerte simpatía, que solo se destruye con un horrible egoísmo.
Si quieres ser buen hermano, guárdate del egoísmo; proponte todos los días ser generoso en tus relaciones fraternales. Vea cada uno de tus hermanos y de tus hermanas que sus intereses te son tan caros como los tuyos propios. Si falta uno de ellos, sé con él indulgente, no solo como lo serías con otro cualquiera, sino más todavía. Alégrate de sus virtudes, y estimúlalos con tu ejemplo; haz que tengan que bendecir la suerte de tenerte por hermano.
Innumerables son los suaves motivos de reconocimiento, de afectuoso deseo, de piadoso temor que contribuyen de continuo a fomentar el cariño fraternal. Pero es necesario pensar en ellos; de lo contrario pasan desapercibidos. Es necesario imponerse uno mismo la obligación de observarlos. Los sentimientos delicados no se adquieren sino con diligente voluntad. Asi como ninguno llega a ser delicado entendedor de poesía o de pintura sin atento estudio, así ninguno comprende la excelencia del amor fraternal o de otro cualquiera noble afecto sin voluntad asidua de comprenderla.
La intimidad doméstica no debe hacerte olvidar el ser cortés con tus hermanos.
Sé mas atento aun con tus hermanas. Su sexo está dotado de una poderosa gracia; y ordinariamente se sirven de ese medio celestial para esparcir la serenidad por toda la casa, para desterrar de ella los malos humores, para suavizar las correcciones de los padres, interponiéndose dulcemente. Honra tú en ellas la suavidad de las virtudes femeniles; goza de la influencia que ejercen para endulzar tu ánimo. Y porque la naturaleza las ha hecho más débiles y más sensibles que a tí, pon mucha más atención en consolarlas cuando estén afligidas, en no afligirlas tú mismo, en mostrarles constantemente respeto y amor.
Los que contraen entre sus hermanos hábitos de malignidad y de descortesía son siempre con todos los demás malignos y descorteses. Sea la comunidad familiar toda bella, toda amante, toda santa, y cuando salga el hombre de su casa llevará en sus relaciones con el resto de la sociedad aquella tendencia a la estimación y a los afectos delicados, y aquella fe en la virtud, que son el fruto del ejercicio perpetuo de sentimientos dignos.
-
15708
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
La religión es uno de los puntos más generales de conversación, y también más murmurado.
-
Todo cuanto aprendas procura aprenderlo con cuanta más profundidad te sea posible. Los estudios superficiales producen casi siempre hombres medianos y presuntuosos.
-
Cómo se ha de conformar el niño con las circunstancias de lugar, tiempo y personas.
-
Hablando con mujeres se marca más dulzura en la entonación, a los ancianos se les atestigua deferencia y a todo el mundo política y amabilidad.
-
De pequeños nos repiten a diario que lo importante es tener buenas maneras...
-
Aunque pudiera extenderme mucho más en cada uno de los artículos de que os he hablado, de moral, virtud y urbanidad, contemplo que os he dicho lo bastante, para que seáis buenos, virtuosos y corteses.
-
No hay cosa que requiera más tiento que la verdad, que es un sangrarse del corazón. Tanto es menester para saberla decir como para saberla callar.
-
Al entrar en el mundo debemos tener la convicción de que entramos en un ambiente honrado, en el cual los actos no siempre están de acuerdo con las máximas.
-
El hombre de buenos principios no sólo sabe conducirse dignamente con las personas con quienes está relacionado, sino que tributa también sus consideraciones a la sociedad entera.
-
Los puntos principales de los artículos sobre las compañías y la conversación.
-
Lo que más contribuye a dar elegancia a una persona y a que sea considerada como persona prudente y educada es el mantener todas las partes de su cuerpo en la posición que la naturaleza o el uso exigen
-
En las conversaciones con personas de autoridad se antepondría señor al título de nobleza, al cargo civil que ocupasen los interlocutores o al oficio militar desempeñado