Estilo que debe guardarse en la formación de las cartas.
Los hombres se sirvieron de ellas a fin de comunicar sus pensamientos a los ausentes.
Estilo que debe guardarse en la formación de las cartas.
Antiquísimo es el origen de las cartas misivas; pues según leemos en las historias, los hombres se sirvieron de ellas a fin de comunicar sus pensamientos a los ausentes. Por este agradable y ventajoso comercio conseguimos favorablemente el hacer presentes a las personas que escribimos, nuestra estimación y nuestros deseos.
Ninguno hay, que no deba poner atención a las cartas, que hubiere de escribir, procurando que vayan acompañadas con las circunstancias que les corresponden.
La buena formación de las cartas depende mucho del orden de las ideas y de la propiedad, exactitud y pureza de las palabras para expresar con claridad sus pensamientos y sus pretensiones.
Las cláusulas de las cartas deben ser formadas con relación directa al asunto de que tratan; y por la diferencia de los objetos se ha de regular la diferencia del estilo o razonamiento.
La política, el interés, la amistad, la obligación, la urbanidad y el amor, que son los vínculos de la sociedad, tienen diversas circunstancias, que exigen diversos asuntos manifestados por sus peculiares conceptos. Malamente se pretenderá prescribir las leyes de la amistad con el idioma del interés; ni una carta de cariño podrá suplirse por una de cumplimiento.
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