
¿Educación es lo mismo que instrucción?
Educando se instruye; instruyendo se educa; es, por tanto, muy difícil señalar la línea divisoria entre la educación y la instrucción
foto base sasint - Pixabay
¿Es lo mismo educar que formar? La educación y la formación
Aquella urbanidad
Estos son dos conceptos distintos, aunque su verdadero valor está en su acción simultánea, pero con harta frecuencia se confunden.
Educando se instruye; instruyendo se educa; es, por tanto, muy difícil señalar la línea divisoria entre la educación y la instrucción. Pero esto no obliga a que las confundamos lastimosamente, como suele suceder con mucha frecuencia, llamando bien educado al que posee algunos conocimientos en esta o en la otra materia. Verbigracia, uno que sabe Geografía porque ha viajado mucho, a al que emplea cuatro fórmulas o ademanes cortesanos, como saludar con corrección, recibir una visita con finura, vestir a la moda, etcétera, o ejecuta actos de piedad, como oír misa todos los días, y anda por la calle con el mayor recato. Todo esto bueno y puede contribuir a una excelente educación, pero por sí solo no la integra. Quiero, pues, dar el concepto amplio de lo que es la educación, ya que he dicho que la escuela, ante todo, debe ser educativa.
La educación, señores, es la gran obra de la formación y de la perfección del hombre. Este, al contrario que el poeta, no nace, se hace; los gérmenes de su cuerpo de su espíritu que Dios envía a la vida necesitan protección, evolución, metamorfosis incesantes en orden a su perfección y desenvolvimiento. He aquí la educación.
Te puede interesar: La importancia de los buenos modales en la educación (con vídeo)
Mas para desenvolver la inteligencia, que como sol de nuestro espíritu ha de guiar a todas las demás facultades en el curso de la vida, es necesario comunicar las ideas, acumular conocimientos. He aquí la instrucción.
La instrucción es, por tanto, obra de acumulación, y se dirige solo a la inteligencia; la educación es obra del desenvolvimiento, y se dirige a todo nuestro ser; una es la parte, la otra es el todo; la una hace del cerebro un depósito que almacena, la otra lo convierte en fábrica que funciona; la primera instruye y llega a formar al sabio; la segunda perfecciona y forma al hombre completo. Permitidme os lo aclare con un sencillo ejemplo.
Ejemplo sobre la educación y la instrucción
Supongamos un globo aerostático desinflado y plegado, a semejanza de nuestras facultades en embrión -que también se presentan como plegadas y confundidas entre sí-, al que vamos introduciendo gases o humo que, desplegándose, le hinchan y le ponen en condiciones de elevarse a la atmósfera. Los gases o el humo acumulados nos representan la instrucción; el despliegue y la amplitud, la educación.
Para decir que un hombre es instruido basta, como queda dicho, que haya acumulado conocimientos; para poder asegurar que está bien educado se necesitan prendas de espíritu y de cuerpo que suponen mucho más; la salud y energías del cuerpo, la agudeza de todos los sentidos, la fidelidad de su memoria, los vuelos de su imaginación, la rectitud de juicio y de conciencia, la corrección del lenguaje, la pureza de sus sentimientos, la dirección de sus apetitos y cuanto contribuye a formar esa nuestra fisonomía moral que se denomina carácter; todo ello pertenece al campo vastísimo de la educación.
De la educación depende hacer hombres vulgares o distinguidos; y, contraste singular, nuestras escuelas vienen siendo predominantemente instructivas; su interés principal es que el niño se penetre de estas o de las otras materias de enseñanza, y de que sus programas sean cada vez más extensos, aun a costa del vigor de sus músculos y del despejo de su intelecto; el padre de familia, contribuyendo a ese perjudicial intelectualismo, suele encontrar más placer en que el niño le de la definición de raíz cúbica, por ejemplo, que probablemente no entiende, que en observar su acierto en el discurrir y sus inclinaciones hacia el respeto, la caridad o el trabajo.
Te puede interesar: Una persona bien educada. Educación personal
Este es un grave error contra el que debemos luchar los padres y maestros. La escuela instructiva puede enseñar al hombre todos sus derechos, pero es impotente para desenvolver en él todo valor, y no hay que perder de vista, como dijo Horacio Mann al pueblo norteamericano, que el hombre representa el principal capital y constituye la primera máquina.
Como consecuencia de todo esto, permitidme, obreros, que os de un consejo, y es que cuando hayáis de elegir escuela para vuestros hijos o para vosotros, no deis preferencia a la que exija más libros, más estudios de memoria, más definiciones y recitados papagayescos; dad preferencia a la escuela que eduque, pues así como el gran negocios para la vida eterna es a salvación, para la vida presente es la educación, porque sabido es que todos tenemos un destino que cumplir.
-
20244
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
El orden que se debe observar para el lavado de las manos es el hacerlo según el rango que se tiene en la familia; o si se come en compañía, según el rango que se tenga entre los invitados
-
Antes del siglo X todas las catedrales estaban construídas de madera y con cubierta de paja, y si se construía alguna de ladrillo se reputaba como un portento digno de figurar en la historia.
-
Es preciso abrir los dientes para leer o hablar, articulando cada palabra claramente.
-
Cuando uno se incorpora a un grupo de personas, es muy descortés preguntar por lo que se está diciendo.
-
Las personas entre quienes existen relaciones especiales, ya sean accidentales o permanentes, se deben respectivamente ciertas consideraciones también especiales.
-
En los conciertos, conferencias o sitios en que todos escuchan, no se debe hablar y distraer la atención de los demás, impidiéndoles oír.
-
En una visita, cuando nos ofrezcan comidas o bebidas, las aceptaremos después de alguna instancia.
-
Un cumplimiento largo no puede tener gracia, sino que fastidia, como fastidia el elogio si dura mucho.
-
Cuando entre los presentes hay algún eclesiástico, a él le corresponde dar la bendición antes de la comida.
-
Cartas utilizadas para recomendar a un sujeto por sus méritos poniendo de manifiesto sus buenas cualidades.
-
A menudo se conoce, dice el Sabio, por lo que se trasluce en los ojos, lo que una persona lleva en el fondo de su alma, su bondad o mala disposición
-
Cuando la persona que llega merece cierto honor, siempre hay que dejar de hablar, o el juego, o cualquier otra cosa, y todos deben levantarse.