Cortesía relativamente a la mesa. VII.
Todo acto inurbano es mucho menos excusable cuando se comete en la mesa.

Los buenos modales en la mesa.
No comas muy aprisa no sea que te ahogues, y no lleves a la boca un bocado antes de tragar el otro, pues esto arguye glotonería.
Para no suponer que te desagrada la comida que te dan, no incites al que está en la mesa con visible repugnancia y sin comer más que un poco de pan.
Come con la boca cerrada y sin hacer ruido.
No desmenuces los huesos, pues esto hace sufrir a los que lo observan, y aun les hace temer que se te atraviese alguno en la garganta.
No chupes el hueso para extraer el meollo y mucho menos lo roas para arrancarle la carne que tiene pegada, sino que con el cuchillo debes separar la que puedas.
Toma la sal con la punta del cuchillo, mas no con el tenedor ni con la cuchara que te metes cien veces en la boca.
No te atrevas nunca a meter tu cuchara en la fuente o sopera.
Si retiras de la boca alguna cosa no la dejes caer de lo alto, sino que recibiéndola disimuladamente en la mano, colócala en un borde del plato.
No sigas el ejemplo del que a imitación del perro se lame los labios y las manos.
No te limpies los dedos con los manteles y lo menos que puedas con la servilleta, antes bien hazlo con una miga de pan que luego colocas en el plato.
No te restriegues los dientes con los dedos ni con el mantel o la servilleta, y mucho menos te seques el sudor ni con aquél ni con ésta.
No te limpies los dientes con el cuchillo ni con el tenedor, pues es cosa que da asco y pena al que lo observa, y por más que la moda lo autorice no comas con el cuchillo, pues éste se hizo para cortar, y allí están para comer el tenedor y la cuchara.
Nunca te limpies los dientes delante de personas respetables, pues es cosa familiar, ni lleves el mondadientes en la boca como pájaro que hace el nido.
Límpíate los labios con la servilleta antes de beber y después de haber bebido.
Nunca bebas con la boca llena.
Bebe despacio y sin meter ruido. No imites al que traga el vino con tanta avidez que se le escurre por uno y otro lado de la barba.
No llenes demasiado el vaso, ni lo dejes lleno de vino encima de la mesa, para no correr el riesgo de ensuciarla.
Nunca tosas mientras bebas para no rociar de vino o de agua a los circunstantes.
No te enjuagues delante de nadie para derramar luego el agua en el vaso, porque esto no deja de ser un uso cochinísimo y asqueroso en sumo grado por más que se practique en casas que se precian de muy finas. Ese uso revuelve el estómago de las personas delicadas, por la semejanza que tiene con el vómito.
Todo acto inurbano es mucho menos excusable cuando se comete en la mesa.
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