Reglas de etiqueta en los ascensores - elevadores
El ascensor como 'espacio público' para compartir tiene sus reglas no escritas. Unas reglas de cortesía que muchas personas parecen ignorar amparados en excusas tan frágiles como las prisas
Reglas de oro para utilizar un ascensor - elevador
El ascensor, curiosamente, es el 'medio de transporte' más utilizado en todo el mundo. Más que el avión, el tren, el autobús... El ascensor es un 'vehículo' que utilizamos de forma diaria en nuestra casa, en la oficina, cuando vamos de compras a unos grandes almacenes y en muchas otras ocasiones.
El ascensor como 'espacio público' para compartir tiene sus reglas no escritas. Una reglas de cortesía que muchas personas parecen ignorar amparados en excusas tan frágiles como las prisas, entre otras. Compartir un espacio tan reducido requiere asumir unas mínimas normas de comportamiento y de saber estar.
Los buenos modales comienzan en el momento de 'llamar' al ascensor. No es muy correcto, cuando hay varios ascensores, presionar los botones de todos ellos para ver cuál baja antes. Estamos perjudicando a otras personas que se encuentran en otras plantas. Un poco de paciencia. Si todos hacen lo mismo, todos sufrirán más retrasos.
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Antes de entrar, dejen salir
Lo primero que hay que aprender, válido para casi todo tipo de transportes, es que debemos dejar salir a las personas que bajan o suben en un ascensor, antes de entrar nosotros. Si no dejamos que salgan, no habrá espacio para los que entran. Lo educado es entrar en el ascensor por orden de llegada. Aunque siempre estára el 'listo' que según se abre la puerta del ascensor trate de entrar primero, aunque sea a empujones. Una regla a tener en cuenta: mejor entrar por el lado derecho para dejar el izquierdo para que salga las personas que están dentro del ascensor.
Cuando es el ascensor está lleno, no debemos intentar hacer un 'tetris' para encajar en un hueco. Es mejor esperar al siguiente por dos razones principalmente: por seguridad -podemos estar sobrepasando el peso soportado por el ascensor-; por simple incomodidad nuestra y del resto de las personas. 'Viajar' como sardinas enlatadas no es cómodo para nadie.
Saludamos al entrar... aunque nadie nos conteste
Un saludo de cortesía como buenos días, buenas tardes, buenas noches... es obligado aunque -con cierta probabilidad- no recibamos ninguna contestación. No importa, no sirve de excusa para no seguir haciendo un saludo de cortesía todos los días.
¿A qué piso va?
Los ascensores de grandes instalaciones como edificios de oficinas, hospitales, grandes almacenes... tienen muchas plantas y por lo tanto, muchos botones para 'elegir'. Al entrar en el ascensor debemos presionar el botón del piso al que vamos. Si la luz del botón está encendida significa que otra persona lo ha presionado antes que nosotros. Entonces, no es necesario repetir esta operación.
En los ascensores más pequeños, como puede ser el de nuestra casa, pueden no tener un sistema tan moderno y no se ilumina el piso seleccionado. En este tipo de ascensores, es donde se suele preguntar ¿a qué piso va?, para seleccionar el botón adecuado. Además sirve, para dejar el sitio más cercano a la puerta para que salga primero la persona que va al piso con el número más bajo -cuando subimos- o al más alto -cuanto bajamos-.
Espere, por favor, espere
Estamos dentro del ascensor. Las puertas a punto de cerrarse. Vemos a lo lejos una persona que viene corriendo. ¿Qué hacemos? Lo normal y educado es sostener la puerta o poner la mano en la célula de luz para que no se cierre la puerta. Los menos educados, miran, sonrien maliciosamente y esperan con cierta impaciencia que se cierre la puerta cuanto antes. Seguro que a nadie le suena demasiado extraño este comportamiento. Lo hemos vivido en alguna ocasión.
¿De espaldas o de frente?
Es una pregunta muy frecuente y recurrente. Cuando entramos en un ascensor donde hay más personas ¿me pongo mirando hacia ellas o dándoles la espalda?. Lo habitual en los ascensores grandes es dar la espalda. En los ascensores más pequeños, o bien cuando nos encontramos a otros conocidos, es ponernos a su lado o bien enfrentado para poder hablar. Ahora bien, es posible que en determinados lugares tengan otras costumbres a este respecto. El contacto visual con las personas que no conocemos debe ser breve para evitar malas interpretaciones, e incluso incomodidad en las otras personas.
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Tropiezos, empujones y otros contactos físicos
Un espacio tan pequeño para compartir puede ser fuente de algunos 'conflictos' por contacto. Cualquier tropiezo, golpe, etcétera con nuestro cuerpo o con algún objeto que llevemos debe ser disculpado. Un codazo, un golpe con un paquete, un tropiezo con un paraguas... debemos pedir las correspondientes disculpas.
Llamadas al teléfono móvil o celular
Un viaje en ascensor no dura tanto tiempo como no poder esperar unos segundos para contestar o devolver una llamada. El ascensor no es el espacio más adecuado para hablar por teléfono. Primero, no tendrá, seguramente, buena cobertura. Segundo, es un espacio muy pequeño en el que no podrá preservar la intimidad de la conversación. Pensemos, además, si todas las personas que están en el ascensor hicieran lo mismo, sería una locura.
¿Reglas de cortesía o de sentido común?
Ni que decir tiene que en un ascensor no se fuma. Tampoco se debe comer. No es lugar más indicado para retocarse el maquillaje o el peinado -salvo que vayamos solos en el ascensor-.
Si entramos en el ascensor con gafas de sol, lo más correcto es retirarlas. El sombrero, también debería ser un complemento a quitar, pero no se suele hacer. Sobre todo cuando son viseras, gorras, etcétera. Queda mucho más elegante y distinguido descubrirse al entrar en un sitio cerrado.
Llegamos al final del trayecto
Si al entrar en el ascensor saludamos, lo correcto al salir es despedimos. Un simple, hasta luego, buen día, hasta pronto... o cualquier otra expresión que se utilice de forma habitual en cada lugar será una despedida apropiada.
Resumiendo. Pueden parecer reglas simples, evidentes o de sentido común, pero desgraciadamente, todos los días nos encontramos con muchas personas que no las cumplen o que no las cumplimos. No es tan difícil, solo hay que poner un poco de nuestra parte.
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