
Se engañaría el que creyese que no hay reglas de buena educación que observar en los lugares públicos, en los centros de reunión y en los espectáculos. Existen ciertas consideraciones generales que se deben tener a las personas que allí se encuentran. Sería una grosería rozar contínuamente y de una manera importuna a las personas cerca de las cuales estáis colocado; pisar el vestido de una señora o atropellar marchando rápidamente a los que caminan con paso moderado.
Guardad el mayor silencio cuando los actores se presentan en la escena, a fin de no molestar la atención de los espectadores, no os agitéis ni volváis con frecuencia la cabeza, y caso que os sirváis de un anteojo o gemelo hacedlo con moderación y de un modo tal que no deís a conocer la persona a quien os dirigís.
Está admitido que en los intermedios se sirvan a las señoras refrescos, dulces, etc.
Al final del espectáculo los caballeros ofrecen a las señoras chales, sombreros y abrigos, acompañándolas hasta el carruaje.