
Invitados especiales. Cortesía y mantel.
No es correcto abusar de la cortesía de los anfitriones y aprovechar su buena fe para evitar tomar platos que no le gustan sin tener ninguna razón importante para ello.

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Invitados especiales. Cortesía y mantel.
Hay invitados en algunas fiestas que tienen ciertas peculiaridades o características que los hacen "especiales". No hablamos de características físicas: edad, altura, color del pelo, cómo visten, etc. Hablamos de las propias limitaciones de cada persona. Dietas, enfermedades, alergias, etc. que pueden complicar a los anfitriones sus reuniones de amigos o fiestas.
Cuando haga una lista de invitados, es conveniente poner al lado de las personas con "ciertas limitaciones" alimenticias una pequeña nota que le informe al respecto. De esta manera, cuando vaya a elaborar el menú, cuando tenga que comprar los ingredientes o bien cuando encargue el menú a un servicio profesional de chefs o catering, contará con la información necesaria para poder adaptar su menú al de estos "invitados especiales".
Si se trata de invitados que acuden por primera vez a una casa, lo mejor que pueden hacer es avisar con unos días de antelación a los anfitriones de su "problema". Comentarles si es alérgico al pescado, si tiene algún tipo de alergia a una determinada especia, a los lácteos, el gluten, etc., si tiene cualquier tipo de restricción severa por motivos de salud. Los anfitriones le agradecerán mucho esta información para poder ofrecer alguna alternativa al menú general.
En determinados casos puede ser correcto rechazar una invitación, si sus restricciones alimenticias pueden causar un trastorno importante en los planes de los anfitriones . Los anfitriones por educación no se atreverán a pedírselo; puede salir de usted el rechazar alguna invitación dando una excusa, cuando menos creíble, para evitar complicar la organización de la reunión o fiesta a los anfitriones.
No es correcto abusar de la cortesía de los anfitriones y aprovechar su buena fe para evitar tomar platos que no le gustan sin tener ninguna razón importante para ello (enfermedad, alergia, etc.). Hacerles cambiar un menú o crear platos alternativos por puro capricho es una muestra de mala educación y de abuso de la buena fe de sus anfitriones.
Durante el desarrollo de la comida sea discreto y no trate de averiguar porque tal o cual persona toma un plato diferente al suyo. Tampoco es correcto tratar de que a usted le sirvan lo mismo que a las personas con un menú especial, por muy atractivo que le parezca. Si este plato entra dentro de las opciones del menú ya se lo ofrecerán a la hora de servir. Ante todo sea un invitado prudente y discreto siempre, pero más ante este tipo de situaciones especiales.
Cuando mantenga una conversación en la mesa, estas restricciones alimentarias no deberían ser el tema a tratar, salvo que se haga algún tipo de comentario de forma muy escueta por parte de quien la padece. No es un tema adecuado - ver temas de conversación - para tratar en la mesa.
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