Urbanidad y buenas maneras.
Las diferentes religiones nos llevan a las buenas costumbres, en algunas se refleja la cultura de sus pueblos.
Qué está pasando con los hombres como especie. Hemos regresado a las cavernas, tantos siglos de cultura de poco nos sirvieron. Los pensadores egipcios como Hermes y los grandes filósofos griegos perdieron su tiempo, las enseñanzas religiosas de todos los tiempos, plantadas magistralmente por hombres inspirados que nos dejaron un legado maravilloso a los diferentes pueblos, de poco han servido, si todos las cumpliéramos viviríamos en paz.
Las diferentes religiones nos llevan a las buenas costumbres, en algunas se refleja la cultura de sus pueblos, en ninguna se fomenta la barbarie contra el amor y el respeto, en todas se establecen muchas obligaciones y pocos derechos, en esto coincide la Urbanidad de Carreño la cual todos dicen conocer y muy pocos han leído.
Confieso que yo tampoco lo había hecho. La practicaba dado el ejemplo recibido de los mayores. En días pasados, por casualidad me encontré un librito en casa de una tía, el cual tomé prestado, al leerlo, cuál sorpresa, en él estaban las respuestas a la mayoría de mis preguntas. Creerse con derechos o sentir que tenemos deberes, es la diferencia fundamental.
El compendio del Manual de Urbanidad y Buenas Maneras de Manuel Antonio Carreño, gran pensador venezolano, nos enseña que el hombre tiene que cumplir con una serie de deberes morales antes de reclamar sus derechos. La cita en su manual, como primero.
De los deberes para con Dios. Basta dirigir una mirada al firmamento, o a cualquiera de las maravillas de la creación, y dice más adelante que todo se lo debemos a su amor, a su bondad y a su misericordia.
De los deberes para con la sociedad. De ellos el primero es el deber para con nuestros padres. Los autores de nuestros días, de ellos lo recibimos todo. El segundo es el deber para con la Patria. Nuestra Patria, eso lo dice todo. El tercero es deberes para con nuestros semejantes. No podríamos llenar cumplidamente el supremo deber de amar a Dios, sin amar también a los demás hombres. ¿ Realmente los amamos ? .
El profesor Carreño nos habla en su tercer capítulo De los deberes para con nosotros mismos. Dice si hemos nacido para amar y adorar a Dios, y para aspirar a más altos destinos que nos ofrece esta vida perecedera. Tenemos durante el camino de la vida que imponernos muchos deberes que nos permitan crecer para respetar y ser respetados.
Sólo si partimos de la base de aceptar que los hombres tenemos una serie de deberes morales podremos entender que la urbanidad es el conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia a nuestras acciones.
Si en los colegios y escuelas se tomara como base de la buena educación la Urbanidad de Carreño, enseñando y explicando su alto contenido filosófico la actitud de la gente cambiaría.
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Los juramentos y blasfemias están entre las mayores faltas que se pueden cometer contra las leyes de la cortesía
-
Es curioso que el español haya elegido la misma palabra para los grandes fastos y para el aire rodeado de jabón.
-
Pocos adolescentes tienen el detalle de ceder el paso a una señora al entrar en una cafetería o, mucho menos, de apartar la silla de la mesa para que pueda sentarse.
-
El canto es un pasatiempo que no sólo está permitido, sino que es al mismo tiempo muy conveniente y puede ayudar mucho a divertir el espíritu de modo muy agradable e inocente a un tiempo
-
Llámase urbanidad al conjunto de reglas que tenemos que observar para comunicar dignidad, decoro y elegancia a nuestras acciones y palabras.
-
Un caballero lo es, no es un título gratuito, hay que ganárselo cada día con sus actos, con sus acciones y con sus hechos
-
Las personas entre quienes existen relaciones especiales, ya sean accidentales o permanentes, se deben respectivamente ciertas consideraciones también especiales.
-
Es un error lastimoso, y en que jamás incurren las personas que poseen una educación perfecta, el creer que sea lícito conducirse en el templo con menos circunspección, respeto y compostura que en las casas de los hombres
-
Si una persona de poco tacto llegare a ponernos en el caso de dirigir la palabra a otra con la cual estemos mal avenidos, hagámoslo de una manera cortés y afable
-
Me reafirmo en mi postura sobre que el respeto a los demás, las formas y la educación no podrán erradicarse, por mucho que se empeñen los progres.
-
Hay comportamientos no reglamentados pero que la lógica del trato social actual señalan
-
Hay dos pasiones que es preciso vigilar para no dejarse llevar por ellas en el juego: la primera es la avaricia, la cual ordinariamente es fuente de la segunda, a saber, la impaciencia y los arrebatos