
Comida pública con los Caballeros de la Orden del Toisón, día de San Andrés.
La mesa con dos manteles, y se pone en el lugar de cada Caballero, donde hay un banquillo para sentarse, un trincheo de plata redondo dorado, y sobre él un salerillo, pan, cuchillo y servilleta.
Comida pública con los Caballeros de la Orden del Toisón, día de San Andrés.
Después de haber vuelto Su Majestad de la Capilla de celebrar las fiestas de este día con los Caballeros del Toisón (en la forma que se dice en esta función), habiendo cubierto y puesto la mesa para Su Majestad en la antecámara debajo del dosel, sobre la tarima, con toda la solemnidad que se acostumbra en los días que Su Majestad come en público, la Furriera pone la mesa de los Caballeros atravesada sobre el lado izquierdo de la de Su Majestad, desviada de ella tres pies de largo que es necesario, conforme los Caballeros que hubieren de comer, y dejando lugar detrás de la mesa para poder servir con comodidad, y también pone los bufetes necesarios para que cubra la panetería donde ha de poner el recado de su oficio, y el de la cava y frutería en la galería del cierre o en otra parte cómoda para poder servir.
El oficio de la panetería trae el recado que le toca sin guarda, cubre el bufete para poner todo lo que lleva, dejando lugar para el recado de la cava y otro para la frutería.
La mesa con dos manteles, y se pone en el lugar de cada Caballero, donde hay un banquillo para sentarse, un trincheo de plata redondo dorado, y sobre él un salerillo, pan, cuchillo y servilleta.
La cava trae la banda y las copas sin cubiertas ni salvas, y las pone en el bufete que para este efecto tiene cubierto el oficio de la panetería.
La Sausería pone otro bufete junto a los demás oficios y le cubre para los tríncheos, vinagre, salsas y otras cosas con que se ha de servir de este oficio a los Caballeros.
El Mayordomo mayor nombra, para que sirvan de Panetieres, otros tantos Gentiles-hombres de la Casa como son los Caballeros del Toisón que han de comer, los cuales, cuando bajan por la vianda de Su Majestad los Mayordomos y Gentiles-hombres de la boca, siguen después de la guarda en hileras, sin servilletas al hombro, con un Ugier de sala delante, y detrás los pajes de Su Majestad que han de traer la vianda.
Esta vianda, en la cocina, se tiene en mesa aparte de la de Su Majestad, no se salva ni cubre, y los Panetieres la levantan y van dando a los pajes, que siguen a los Panetières, a cada uno con el servicio que le toca, excepto en los pasos estrechos, que entonces ha de ir cada Gentil-hombre solo, llevando tras sí la vianda de su servicio, y todos van cubiertos hasta la entrada de la sala, donde el Ugier los toma los sombreros.
Todos los Panetieres a un tiempo llegan a poner la vianda en la mesa, tomándola a los pajes, y luego se desvían.
En lavándose, echan la bendición, y sentándose Su Majestad, hace seña a los Caballeros y toman sus lugares por antigüedad.
Los principios llevan los oficios de la panetería y frutería, o criados que para esto se señalan, y los entregan a los Panetieres, para que los pongan en la mesa.
Detrás de cada Caballero del Toisón ha de haber un Gentil-hombre de la casa, que nombrará el Mayordomo mayor, para que sirvan de coperos, los cuales van por las copas al bufete, y se las traen y sirven descubiertas, sin servilletas ni salvas.
Ha de haber dos o tres Oficiales señalados para dar tríncheos a los que sirven de coperos, para que los muden a los Caballeros del Toisón.
También ha de haber señalados otros tantos criados como son los Caballeros que comen, para servir los principios y postres, como queda dicho, y para tomar la vianda que levantan los Panetieres, la cual se lleva a donde están los bufetes y la va recogiendo el oficio de la Sausería.
Los manteles primeros levantan los Panetieres cuando los de S.M., y los toman en pie los Oficiales que sirven el oficio de la panetería, y luego tienden sobre la mesa las toallas, y los coperos traen fuentes y jarros para darlos a lavar, y enjugándose las manos, se ponen en pie los Caballeros, y los Oficiales de la Furriera quitan las mesas, y en dando gracias, el limosnero acompaña a S.M. hasta su aposento (1).
(Nota 1). Estas ceremonias están tomadas de las etiquetas de la Casa Real de 1651.
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