
Carta consiliatoria de un padre a un hijo.
Una padre da consejos a su hijo para que aproveche el tiempo en cosas útiles.
Carta consiliatoria de un padre a un hijo.
Antequera 15 de abril de 1818, Sevilla.
Mi querido hijo Rafael: por tu estimada del 4 de este quedo enterado de lo bien que aprovechas el tiempo; y en verdad que no puedes hacer cosa que te esté más a cuenta y porque el tiempo perdido no es como la salud, ni las riquezas, que pueden recuperarse. Ni hallarás jamás un artífice que te fabricase tiempo para poder recobrar el que hubieres ya perdido. Siempre he oído decir que el tiempo vuela; más cuando se sabe aprovechar da de sí cuanto se quiere.
Yo me acuerdo que teniendo a mi cargo la enseñanza de los cadetes de mi regimiento, había entre ellos uno tan aplicado que me traía diariamente lecciones de ordenanza y de matemática tan dilatadas, que cualquier otro condiscípulo suyo de los más aplicados necesitaba cuatro días para decorar la una, o imponerse tan a fondo como él en las demostraciones de la otra. Además de eso, era sobresaliente en la táctica, y en la formación de ajustes de toda especie, pertenecientes a los regimientos, y construía al mismo tiempo planos de fortifícación, de minas, etc. Iba a la par de los demás en las lecciones de gramática y ortografía castellana, y se distinguió mucho en los exámenes públicos que se celebraron por enero del año.
Tenía, también, maestro de baile, y de música, y era más que medianamente diestro en el violin, ejecutando ya la parte principal en conciertos de mucho trabajo.
Sin embargo de tantas tarcas, le quedaba lugar para pasear, y concurría a una tertulia de las más brillantes, donde obsequiaba a una señorita de mucho mérito, que después hizo su felicidad uniéndose ambos en matrimonio, pues que su aplicación y adelantamientos, le hicieron rápidamente progresar en la carrera.
Parece esto una cosa admirable, y aun a mí me lo parecía, y acostumbraba a decirle, que el tiempo para él era elástico, así como suele decirse por gracia del dinero. Pero todo consiste en hacer de lo uno y lo otro buen uso, como lo hacia mi cadetito, pues con unas asistencias algo escasas, pagaba ambos maestros referidos, y vestía con la mayor decencia, y aun se presentaba petimetre.
Pero con tantas ocupaciones, no tenía tiempo para disipar nada en los cafés, ni en el juego; ni las malas compañías con quienes no se juntaba, le conducían a casas de gente baja, ni de mala fama, donde hubiera perdido infaliblemente la reputación, la salud y el dinero; sin cuyas tres cosas le valiera más no existir en este mundo.
Gracias infinitas doy a mi Dios y Señor, porque te ha dado aplicación y buena conducta, para imitar en lo posible a un alumno, que tanto honraba a su maestro. Cree, hijo mío, que de ese modo te labras tu felicidad, que conduciéndote así, lograrás infaliblemente en esa o en la otra vida. A lo cual se reducen los más fervientes votos de tu padre que te ama tiernamente,
Patricio.
-
17383
Aviso Los artículos "históricos" se publican a modo de referencia
Pueden contener conceptos y comportamientos anacrónicos con respecto a la sociedad actual. Protocolo.org no comparte necesariamente este contenido, que se publica, únicamente, a título informativo
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Ejemplo carta enviando un mal crédito a un agente de negocios para su cobro.
-
Ejemplo carta comunicando la recepción de varias letras de un cliente que no inspira mucha confianza.
-
Carta de felicitación a un amigo con motivo de su cumpleaños
-
Carta para dar el pésame por la pérdida de una esposa.
-
Carta a un amigo participándole el enlace efectuado.
-
Carta de un amigo a otro enviando un regalo.
-
Carta de felicitación y su correspondiente contestación. Un aprendiz de oficio a su padre con motivo de la celebración de sus días
-
Modelo de carta ofreciendo géneros comprados en una liquidación.
-
Carta a un agente ministerial encargándole un negocio.
-
Ejemplo carta notificando una compra de artículos e informando del estado de la plaza.
-
Carta de un arrendador pidiendo prórroga.
-
Memorial por el que un oficial del ejército solicita una real licencia para casarse.