Quien no crea en el protocolo no hará mucha vida social.
Entrevista a Don Rafael Vidal y Gómez de Travecedo, jefe de Protocolo de la Diputación de A Coruña.
Quien no crea en el protocolo no hará mucha vida social.
Sus más de treinta años de experiencia en la organización de actos le permiten considerar imprescindible el protocolo. Rafael Vidal recibe ahora una distinción por su papel en las escuelas de verano judicial y fiscal, uno de los campos en el que se ha introducido esta técnica
Su labor de apoyo a las Escuelas de Verano del Poder Judicial y del Ministerio Fiscal que se celebran cada año en el Pazo de Mariñán le ha valido a Rafael Vidal Gómez de Travecedo, jefe de protocolo de la Diputación, la concesión de la Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort , que le fue entregada ayer por el presidente del organismo provincial, Diego Calvo, y el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce. Con una amplia trayectoria profesional en el protocolo, Vidal se muestra convencido de la vigencia de estas reglas.
¿Hay dificultades especiales en el protocolo judicial?
No tiene por qué haberlas, y si las hay, para eso está justamente el protocolo. El Poder Judicial tiene su propio reglamento de honores y distinciones en el que se detallan sus tratamientos, honores y la ordenación de sus propias ceremonias, al igual que en el Ejército o la Universidad, que se rigen por sus propias normas y costumbres.
Hay quien piensa que el protocolo es una cosa del pasado.
El sambenito que nos han colgado de que somos la pompa, el boato, el cóctel y la comida es mentira. El protocolo es la norma que facilita la relación entre instituciones, personas y autoridades, y si no lo hace así es que la norma no sirve. Pero estamos en un momento en que estas normas se han quedado un poquito obsoletas y necesitan una actualización. Hay una norma básica que regula la precedencia en una relación de autoridades, pero a cualquier norma con 32 años de existencia se le nota el tiempo transcurrido, porque han desaparecido los capitanes generales y los gobernadores militares y civiles, mientras que han aparecido nuevas figuras, por lo que hace falta una actualización.
¿Cree que el protocolo es una normativa demasiado rígida?
Ahí entramos en la semántica de las palabras, porque del protocolo se dice que tiene que ser como la vara de fresno, rígida pero flexible, ya que debe ser aplicado con flexibilidad en cada caso. Cuando aplicamos normativas protocolarias no debemos olvidar que son normativas jurídicas y el Código Civil dice que deben ser aplicadas de acuerdo a la realidad del tiempo en que se aplican porque las costumbres y los usos sociales cambian. Por eso, el protocolo debe ser rígido pero con la flexibilidad suficiente para adaptarse a su tiempo.
Pero lo que más aprecia el público de las autoridades es que se salten el protocolo. ¿Qué sienten los profesionales ante eso?
Cuando se habla de saltarse el protocolo se refiere a actuaciones imprevistas, pero cuando los Reyes se paran para saludar al público, aunque se diga que no estaba previsto en realidad sí que lo está, ya que siempre se dice que la mejor improvisación es un buen guión. A veces se hace alguna cosa no prevista, pero si causa problemas colaterales se convierte en un problema de protocolo, que los ha habido siempre porque forman parte de la vida social.
¿Ha vivido alguna situación especialmente complicada de este tipo?
No, no sé si es porque soy una persona muy meticulosa, pero por suerte no he tenido ningún problema que no haya sido una incidencia mínima causada por un malentendido leve y sin ninguna complicación.
¿Qué le diría a una persona que cree innecesario el protocolo en la actualidad?
Lo mismo que tendría que decirle a una persona que no creyera en las costumbres y los usos sociales, ya que estaríamos todo el día innovando e inventando cosas nuevas. En el fondo, el protocolo es un medio que ordena personas, pero también banderas, himnos, discursos e incluso objetos como las vajillas en los banquetes. Quien considere esto innecesario no hará buena parte de la vida social.
¿Ha evolucionado mucho el protocolo desde que comenzó a trabajar en este mundo?
Como la vida misma. ¿Quién podría pensar lo que iba a cambiar España en 40 años? Era impensable, no solo a nivel protocolario, sino social, ya que estamos viendo cosas que nunca se habían visto. Yo entiendo que el protocolo debe ser algo bueno cuando se ha ido extendiendo como una mancha de aceite a todo tipo de sectores, porque hace años era una cosa rancia y limitada al Estado y la vida oficial, mientras que ahora se habla de protocolo social, universitario, militar, civil, deportivo y judicial porque es una norma que ayuda a regular los actos públicos y privados.
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