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Entrevista a Aixa Gondell

El fin último del protocolo es hacernos sentir bien a nosotros y a las otras personas con las que convivimos

Diario La Nación - lanacion.com.ar
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Fotografía de Aixa Gondell.
Aixa Gondell. Fotografía de Aixa Gondell.

Normas de sociabilidad: Aixa Gondell y el protocolo

Entre tantas cosas que había en los rincones de la casa de sus padres, un día encontró un libro publicado en 1942. Su título "Normas de sociabilidad", de Pedro Maidana. "La edición era del autor, yo era muy chica y no parecía lo más recomendable para regalarle a un niño en el día de su cumpleaños, pero vaya a saber por qué me interesó y fue una de las lecturas preferidas durante mi infancia", recuerda Aixa Gondell, especialista en calidad de servicios al cliente y autora de "El protagonista, Técnicas de supervivencia para la vida social".

Hace 20 años, Gondell empezó a redactar una serie de manuales sobre su especialidad para las Bodegas Chandon, tarea que culminó con la fundación del Centro Internacional de Hotelería, uno de los primeros institutos terciarios en el tema. "En realidad soy autodidacta, pero mi formación como docente es una síntesis de herencias, búsquedas y ricas experiencias. Nací en La Plata, pero viví en Mercedes y siempre consideré que ése era mi lugar de origen. Aprendí mucho de la actitud de mis padres, que eran verdaderos aglutinadores de gente. Su casa era el ombligo del mundo, tarde o temprano todos pasaban por ahí. Entonces, desde muy chica me acostumbré a recibir, dar y brindarme a los demás", agrega.

En 1980 llegó a Buenos Aires para estudiar Historia. Lo curioso es que la idea derivó en la empresa Aixa Gondell Eventos, dedicada al catering pero que también incluía una escuela de formación protocolar para el personal. Cuando se me ocurrió la idea fui a ver a Petrona C. de Gandulfo, que tenía su estudio, si no recuerdo mal, en Billinghurst y Juncal. Era una mujer mayor, fumaba cigarrillos largos y finos y estaba asistida por la inefable Juanita. Le expliqué mi proyecto y al final de la exposición le aclaré: "Pero Petrona, yo no sé cocinar?" Me miró intensamente, con ternura, y en medio de una bocanada de humo me respondió: "No se preocupe, es un buen proyecto, y con su manera de ser va a salir bien".

Por aquella época conoció a Martha Beines, maestra y "madrina gastronómica", como le gusta decir. "Una mujer deliciosa y muy profesional que me hizo un regalo que cambió mi vida y me acompaña desde entonces, la frase: "Nunca vivas distraída".

¿Quién es el protagonista, como titula su libro?

El protagonista es cualquiera de nosotros que de pronto es anfitrión, porque recibe en su casa y se preocupa porque sus invitados estén cómodos, distendidos, que pasen un buen momento. O un invitado cuando participa en una reunión y hace su aporte para crear un clima amable y afectuoso. Las reglas para ser un buen protagonista es lo que en mi libro denomino protocolo.

¿Qué es el protocolo?

Es algo de gran importancia para la vida cotidiana. Se trata de una serie de normas para lograr la excelencia en la calidad de vida. Enseñan a ser, estar y dar. Sus ejes principales son la amabilidad, el respeto, los buenos modales, la preocupación por el bienestar del otro y el sentido común. Contra lo que se suele creer, el fin último del protocolo es hacernos sentir bien, disfrutar de las relaciones y poder afrontar con éxito los desafíos que nos presenta el vivir cotidiano. Es decir, las leyes del protocolo, lejos de ser tediosas ceremonias sin sentido, cumplen una función liberadora mejorando la autoestima y haciéndonos más solidarios y felices.

¿Es difícil ser buen anfitrión?

No, no lo es. Invitar es algo lúdico, como jugar a las visitas. Creo que el personaje de anfitrión es una parte profunda de nosotros, está presente desde la infancia, y la prueba es que constantemente aparece en nuestros juegos. Así aprendimos las reglas de recibir y ser recibidos, sin darnos cuenta, desarrollando la imaginación y la fantasía para lograr ser el protagonista anfitrión que hoy somos.

¿Qué no debería hacer un buen anfitrión?

No debería caer en opiniones categóricas, discriminatorias. Ser prudente en los comentarios; no monopolizar las conversaciones; no suspirar abiertamente porque está aburrido; no interrumpir una conversación para dar su opinión; esperar el momento para hablar, en el fondo todo gira alrededor del respeto por el otro y por uno mismo.

¿Qué es lo recomendable?

¡Tantas cosas! Abrazar y que a uno lo abracen; saber dar y recibir bien una disculpa; adaptarse a las circunstancias, esté donde esté; no esperar un día de celebración para hacer un regalo o llevar flores; comer con la mano unas crocantes papas paille, sándwiches, empanadas criollas o chinas, arrolladitos de hojas de parra y tantos otros bocados que son más sabrosos eligiendo este sistema informal; tener en cuenta siempre el sentido común; hablar en el idioma del país en el que uno esté, aunque sea unas pocas palabras para comunicarse con la gente. No inhibirse. No hacen falta maravillas para que un momento y un lugar sean agradables. Sólo ganas, sentido común y amabilidad. Por último, hay que tratar de ser protagonistas en todos los órdenes de la vida.

¿Algo que le gustaría realizar?

Uno de mis ideales es que la enseñanza de este tipo de protocolo llegue a las escuelas públicas. Eso ayudaría mucho a los chicos en su formación, en su búsqueda de identidad y en la actitud para relacionarse con el mundo y los demás. El poder estudiar, discutir y aplicar estas leyes los haría más felices y ganarían tiempo para su realización.

 

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