Qué vestir para ir a trabajar
Decidir qué vestir para ir a la oficina u otro tipo de trabajo suele ser una tarea muy sencilla cuando las normas "obligan"
Reglas de vestuario para ir a trabajar
Si en la empresa en la que trabajamos tiene un "dress code" -normas de vestuario- el problema de tener que elegir un vestuario está prácticamente resuelto. Vestiremos guiándonos por estas normas de "obligado o recomendado" cumplimiento. Siempre se pueden buscar distintas opciones y variadas combinaciones, por supuesto, partiendo de la base en que se fundamenta ese código de vestuario 'recomendado'.
Las empresas que no tiene un código de vestuario
Cuando la libertad de vestuario es total -la empresa no tiene un código de vestuario definido- siempre dentro de unos límites, las posibilidades a nuestro alcance son múltiples. Aunque, debemos tener en cuenta, el objetivo de elegir un vestuario adecuado: tener una imagen cuidada, estilosa y apropiada al trabajo que desarrollamos.
La libertad personal tiene un límite cuando hablamos del vestuario para acudir al trabajo. Los límites los establece la empresa para evitar encontrarse con "estilos demasiado personales". Estas regulaciones suelen ser de mayor calado cuando se trata de empleos de "cara al público" y en algunas oficinas de profesiones muy conservadoras.
Los uniformes de cara al público
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Una imagen habitual en la mayoría de los grandes almacenes y cadenas de "fast food" -comida rápida o comida chatarra-, por ejemplo, son los dependientes. Suelen vestir ataviados con su uniforme de trabajo. También nos vienen a la cabeza los empleados de las líneas áreas de casi todo el mundo que suelen vestir de uniforme.
La polémica suele estar servida cuando hay colectivos que consideran el uniforme como una forma de sumisión. Pero entraríamos en un debate que no le corresponde a este portal.
El vestuario, libre o reglamentado, debe ser cómodo y útil para trabajar. Los 'looks' deben ser apropiados para cada puesto de trabajo, no para 'aparentar'. En ocasiones, puede que no coincida el gusto personal con el vestuario que debe lucir para un determinado puesto de trabajo. No siempre es posible vestir como uno quiere.
Los empleados que tratan con el público directamente, si no utilizan uniforme, suelen tener que adoptar unas mínimas reglas de vestuario, como las referentes al largo de la falda o del pantalón -nada de minifaldas ni pantalones cortos, entre otros-, el uso de camisetas sin mangas o vestidos de hombros descubiertos, el uso de calzado deportivo, etcétera.
La imagen que proyectamos algo más que una cuestión de vestuario
El aspecto externo, esencial complemento de cualquier vestuario, juega un papel muy importante en nuestra imagen y para cuidarlo hay que seguir algunas reglas o normas, también. El pelo bien cortado -para los hombres no demasiado largo-, el maquillaje discreto, las manos y las uñas bien cuidadas. Si se permiten barbas o bigotes, bien recortados. También, es posible que en algunas empresas estén regulados los usos de ciertos tipos de piercings, abalorios, pendientes, etcétera.
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Profesiones que se identifican con un determinado uniforme
Salvo en las profesiones que ya cuentan con un vestuario determinado o con uniformes propios como son los colectivos de enfermeras, médicos, jueces, bomberos, policías, cocineros, carteros, etcétera, cada sector puede tener unas reglas de vestuario particulares adaptadas a su profesión. No obstante, en otros casos es posible que jueguen un papel importante factores heredados de la tradición o costumbre -que pueden dar lugar los conocidos tópicos-. Algunos tópicos serían de este tipo: considerar que todos los abogados, tradicionalmente, visten siempre de forma exquisita y elegante: traje y corbata. En cambio, considerar que los publicistas o los informáticos, entre otros, son mucho más informales a la hora de vestir. Hay abogados que visten con un sencillo polo y unos vaqueros, así como hay publicistas que visten de traje y corbata. No siempre los tópicos se cumplen.
Resumiendo, el vestuario para acudir al trabajo debe guardar un equilibrio entre la seriedad, la sobriedad y la libertad personal que cada individuo tiene para escoger lo que quiere vestir dentro de unos determinados márgenes que establece cada empresa o compañía.
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