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El protocolo, un invitado más en los almuerzos de trabajo.

La imagen de una empresa puede quedar comprometida por un comportamiento incorrecto en un almuerzo de negocio.

Diario El Sur
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«En la mesa y en el juego, se conoce al caballero». La imagen de una empresa puede quedar comprometida por un comportamiento incorrecto en un almuerzo de negocio. Para evitarlo, Pilar Sánchez Cano ha adaptado el protocolo de la realeza al mundo empresarial. La directora de la Escuela de Protocolo Social y Empresarial aporta las claves para acertar en comidas de alto nivel.

¿Cómo sentarse? Hay varias fórmulas. El máximo dirigente de la empresa que invita puede colocar al responsable de la firma invitada a su derecha, o bien cederle la otra presidencia. En este último caso, los más altos ejecutivos ocuparían las dos cabeceras. A la derecha del anfitrión, se ubicaría al número dos de la empresa convidada; y a la izquierda al número tres. En el otro extremo de la mesa, se haría a la inversa. El resto de los directivos se distribuirán en función de la antigüedad de su departamento. Si la comida es con menú, es imprescindible consultar previamente si existe incompatibilidad de los invitados con ciertos alimentos.

Los gestos son cruciales: mientras se come, los cubiertos cruzados son una señal de descanso. «Hay que depositarlos así mientras se mastica, para que a la hora de gesticular no parezca que dirigimos una orquesta», ironiza Sánchez Cano. Finalizado el plato, se colocarán en paralelo.

La experta aconseja no insistir al agasajado ni en cuestión de bebida ni de comida. Además, «no pasa nada por dejarse algo en el plato», peor es rebañarlo. «Si se cumple con el protocolo, hay más posibilidades de que la situación resulte agradable a la empresa invitada», afirma Sánchez Cano.

 

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