Tratamientos y cargos, aplicación y tratamiento en los medios de comunicación. La televisión
Los tratamientos debidos y cómo se deben utilizar en el medio televisivo. Su uso se ha 'relajado' y se emplean cada vez con menos frecuencia
Los tratamientos de cortesía y los medios de comunicación: la televisión
Aunque las normas de protocolo se han atenuado, no hay que eludir la aplicación correcta de empleos, tratamientos civiles y cargos importantes con propiedad cuando su empleo sea necesario. No diremos el defensor José Chamizo, sino el Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo, porque además, en este caso, el cargo es en sí la propia institución. Tampoco podemos obviar esta práctica en la legislación; no es lo mismo un decreto de la alcaldía, que un real decreto.
Esta relajación general en las normas protocolarias no ha de hacernos caer en situaciones chocantes e ilógicas. Sin necesidad de invocar rígidos manuales, a nadie se le ocurriría decir, por ejemplo, que el alcalde de Hornachuelos y el presidente de la República Francesa participan en una montería, no ya por diferencia jerárquica y protocolaria entre un jefe de Estado y el alcalde de una pequeña localidad, sino porque la verdadera noticia sería que Jacques Chirac está en la provincia de Córdoba y no que acompañe al alcalde de un pueblo determinado.
Los tratamientos para nombres extranjeros
Los nombres extranjeros se rigen por la norma general, sin distinciones; nombre de pila, apellido y cargo la primera vez (el presidente de los Estados Unidos, George Bush) y, posteriormente, sólo nombre y apellido (George Bush), cargo y apellido (el presidente Bush) o cualquier sinónimo homologable (el líder estadounidense, el inquilino de la Casa Blanca).
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Los tratamientos protocolarios o nobiliarios extranjeros (premier, canciller, lord, sir...) son aceptables en una información sólo cuando van precediendo al nombre propio (el canciller Schröder, el premier Tony Blair) o seguidos del gentilicio que le dote de significado preciso (el canciller aleman, el premier británico). No pueden usarse como sustantivo.
Los tratamientos de cortesía y las presentaciones
En la presentación de las personas eludiremos igualmente las adjetivaciones innecesarias o desmesuradas por redundantes; no diremos el famoso actor malagueño Antonio Banderas porque es evidente que es objeto de atención informativa por su fama profesional y personal. Sería admisible la aplicación del gentilicio malagueño aunque, en nuestro caso, como medio público andaluz, podríamos considerar que es un término igualmente prescindible. Como norma general cargo, o profesión, y nombre bastan para identificar al protagonista de una noticia, especialmente si se trata de individuos de gran notoriedad.
Indiquemos al respecto que el término 'famoso', como sustantivo y única carta de presentación de un personaje, suele desnudar sus carencias y poner de manifiesto su vacuidad. En este caso, cuando a un individuo no se le pueda relacionar con una actividad regular concreta, o con un hecho verdaderamente notable o excepcional, lo más conveniente es no darle acogida en nuestros informativos.
No se descarta que en algunos casos sean necesarias mayores acotaciones para ubicar y contextualizar una información referida a personas importantes pero poco conocidas. Es lógico decir la Premio Nobel de la Paz, Shirin Ebadi, abogada que lucha a favor de la liberación de la mujer y los derechos humanos en Irán..., porque en este caso la ausencia de detalle privaría al espectador de la exacta comprensión de la noticia.
A efectos ortográficos, los cargos (ministro, consejero, alcalde, diputado, senador...) se escriben con minúscula inicial, mientras que la institución, en general, la escribiremos con inicial mayúscula; Ministerio de Trabajo, Consejería de Agricultura, Ayuntamiento de Córdoba, Congreso de los Diputados, Senado... También nos referiremos con mayúscula inicial a los edificios o elementos físicos que tengan carácter oficial o de símbolo; La Zarzuela, La Moncloa, San Telmo, Hospital de las Cinco Llagas, La Casa Blanca, Downing Street...
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Tampoco es necesario incluir el listado exhaustivo de competencias de un departamento o de su titular al elaborar una información. Es superfluo escribir Ministerio de Educación, Cultura y Deporte o Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación; la comprensión general y la brevedad quedan salvaguardadas con la simple mención de Ministerio de Cultura o Ministerio de Agricultura.
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