Familiar Página 10
Protocolo familiar
La familia, las relaciones entre familiares, el entorno familiar, junto con los vecinos, amigos y personas cercanas que, por una u otra razón, forman parte del círculo social más cotidiano. Todo lo relacionado con nuestro entorno más cercano
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No hay que tomar la costumbre, sin embargo, de escupir con demasiada frecuencia y sin necesidad, lo que no sólo es muy descortés sino que además repugna e incomoda a todo el mundo
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No es cortés, al andar, girar las espaldas a un lado y a otro como el péndulo de un reloj, ni poner una delante de la otra; esto denota un espíritu soberbio o una persona que se da tono
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No es decoroso, después de haberse ensuciado o lavado las manos, el secarlas con los vestidos propios o ajenos, o en una pared, o en cualquier otro lugar que pueda ensuciar a alguien
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Se debe evitar cuidadosamente, tanto como sea posible, poner la mano desnuda sobre las partes del cuerpo que no están ordinariamente descubiertas y, si es necesario tocarlas, es preciso que se haga con precaución
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Cae muy mal el menear las piernas cuando se está sentado, pero es insoportable el balancearlas; no debe permitirse esto ni a los niños, tan contrario es a la buena educación
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Es contrario a la buena crianza, como insinúa san Pablo, acostarse, como hacen algunos, al comienzo del día, y levantarse hacia el mediodía
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Parece contrario a la cortesía el ponerse en bata tan pronto como se vuelve a casa, y de mostrarse así vestido; esto puede permitirse sólo a los ancianos y a las personas indispuestas
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Para que los vestidos sean adecuados es preciso que le vayan bien a la persona que los usa y que sean proporcionados a su talla, a su edad y a su condición
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Se debe particularmente cuidar de tener siempre los vestidos muy limpios: la modestia y la urbanidad no pueden soportar nada de suciedad ni de negligencia
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No se debe entrar en un lugar en el que haya personas de consideración, envuelto en el manto; en las casas de los príncipes se expondría uno a una reprensión, o incluso ser echado fuera
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No hay que tener la mano sobre la empuñadura de la espada cuando se hable con alguien, o al pasear; es suficiente hacerlo cuando hay obligación de sacarla
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No es adecuado ni distinguido hablar con encomio de un banquete o festín en el que se ha tomado parte o al que uno ha sido invitado
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El orden que se debe observar para el lavado de las manos es el hacerlo según el rango que se tiene en la familia; o si se come en compañía, según el rango que se tenga entre los invitados
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En la mesa debe uno servirse de una servilleta, un plato, el cuchillo, la cuchara y el tenedor, y sería deseducado prescindir de alguna de tales cosas al comer
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Cuando se sirve de comer a ciertas personas, hay que cuidase de invitarlas y animarlas de cuando en cuando a comer, y hacerlo con rostro y aire alegres
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Si la mesa es muy grande y no es fácil a una misma persona servir a todos los convidados, se podrá servir tan sólo a los que estén cerca
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Dice que no se debe ser el primero en servirse los alimentos; que se debe dejar este honor y señal de preeminencia a la persona más calificada del grupo
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La sopa se sirve de dos maneras: cuando se sirve en común, se pone en una sopera y cuando se sirve a una persona en particular, se sirve en una escudilla
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El trozo de pan que se tiene para comer debe colocarse al lado izquierdo, junto al plato o sobre la servilleta
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Es muy descortés servir los huesos con la mano, tomándolos como se toma un bastón; es bueno tocarlos lo menos posible
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Es faltar al respeto debido a aquellos con quienes se está, el pedir de beber en alta voz; hay que pedirlo en voz baja; y es todavía mejor hacerlo por gestos
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Hay dos pasiones que es preciso vigilar para no dejarse llevar por ellas en el juego: la primera es la avaricia, la cual ordinariamente es fuente de la segunda, a saber, la impaciencia y los arrebatos
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El canto es un pasatiempo que no sólo está permitido, sino que es al mismo tiempo muy conveniente y puede ayudar mucho a divertir el espíritu de modo muy agradable e inocente a un tiempo
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Hay otras diversiones que no están permitidas al cristiano en modo alguno, ni por las leyes de la religión ni por las reglas de la cortesía
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Viviendo en el mundo no puede uno dispensarse de hacer visitas de vez en cuando, o de recibirlas; es una obligación que la urbanidad impone a todos los seglares
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Cuando se abre la puerta y el que abre pide el nombre, hay que decirlo y no añadir nunca la palabra señor