Saludar al retirarse según el Talmud judío
Algunos casos citados en el Talmud, que narran sucesos de los eruditos, en el momento de saludar al retirarse
La importancia del saludo según el Talmud judío
La importancia del saludo al retirarse la podemos comprobar en algunas citas del Talmud que hacen referencia a este gesto de cortesía y buena educación.
Rabí Elazar era alumno de Rabí Iojanán. Cuando su maestro se levantaba para retirarse, Rabí Elazar se paraba e inclinaba reverentemente hasta que el maestro se perdía de vista.
En cambio, cuando Rabí Elazar era el que se retiraba, caminaba hacia atrás reverentemente, para no dar la espalda a su maestro, hasta que se perdía de vista de éste.
Raba, cuando se retiraba de ante la presencia de Rab Iosef, su maestro, retrocedía hacia atrás, no dándole la espalda, hasta que sus piernas colisionaban con los obstáculos que había en el camino, cuyo roce magullaba sus piernas.
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Una vez, le dijeron a Rab Iosef (que era ciego):
"Raba cuando lo saluda retrocede hacia atrás, y se magulla las piernas".
Rab Iosef después de escuchar esto dijo a Raba:
¡Sea la voluntad de El Eterno que te conviertas en el maestro de toda la ciudad! (Ioma 52b)
Efectivamente, Raba fue nombrado en un futuro director de la academia de estudios más grande de la ciudad, con lo que se cumplieron las palabras de su maestro. (Berajot 63)
Es para nosotros difícil copiar textualmente estas acciones de los sabios que fueron descritas, pero al menos debemos rescatar la actitud. No retirarnos jamás sin saludar, ya sea en la casa, en el negocio, o en cualquier otro lugar.
Existen personas que llaman por teléfono, y cuando son atendidas saludan: ¿Hola? ¿Con quién hablo? Pero enseguida se dan cuenta que se trata de un error. En vez de comunicar a quien atendió que se trata de un error y saludar despidiéndose, directamente cuelgan el auricular y marcan nuevamente pretendiendo dar con el número correcto. Si uno se equivocó, debe comunicar a su interlocutor, ¡Disculpe, es un error! Luego saluda y corta.
Lo mismo si uno subió a un ómnibus, y pregunta al conductor ¿Llega hasta la calle Ploni? El conductor le responde que no. En ese momento usted debe, agradecer la atención, saludar y descender. Solo que en este caso particular debe hacerlo en forma espontánea, sin demorarse, pues el ómnibus debe seguir viaje, y si se detiene allí para rendir extensos protocolos, estará faltando el honor a los viajeros y al conductor. Aunque esa urgencia no le da derecho a dar media vuelta y descender sin saludarlo, sino que mientras lo hace debe hacerlo. Corresponde que le retribuya aunque sea en una medida mínima lo que su prójimo hizo por usted. Piense que personalmente no le gustaría que le hagan eso en una situación similar. El sabio Hilel enseñó al respecto: "no hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti". (Shabat 30)
Saludar al presentarse y al retirarse es esencial en todo lugar y en todo momento. Debe respetarse el honor del prójimo tal como deseamos que se respete el nuestro.
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