El ceremonial marítimo
Conjunto de prescripciones a que se someten los buques, puertos o fortalezas para tributar honores y testimonios de cortesía a altas personalidades oficiales o simplemente para tributárselos los buques entre si
Antecedentes históricos del ceremonial marítimo
Según explica Adolfo J. de Urquiza, en su conocido tratado titulado " Ceremonial Público ", consiste en un conjunto de prescripciones a que se someten los buques, puertos o fortalezas para tributar honores y testimonios de cortesía a altas personalidades oficiales o simplemente para tributárselos los buques entre si.
Las tentativas que se hicieron en el Congreso de Aquisgrán del año 1818, con el fin de que la Conferencia de Londres acordase adoptar un Ceremonial único para todos los países, resultaron infructuosas Desde entonces, estos reglamentan el suyo a su manera, pero ateniéndose a normas en cierto modo comunes y que la tradición ha generalizado. Casi siempre, aplicándose el principio de reciprocidad o el derecho consuetudinario.
Los saludos a los que se refieren los honores marítimos se realizan de cuatro formas: al cañón , con las velas, a viva voz y con la fusilería y con el pabellón. El sistema de rendir honores con el pabellón cayó en desuso, según dice Urquiza, por los conflictos que creó y por lo que tuvo de humillante.
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El " derecho de pabellón " que se atribuían ciertas naciones que aspiraban al dominio de los mares acabó haciendo odioso el formulismo. Según él, los buques debían saludar primero a los de de otros países más poderosos, viéndose forzado incluso a arriar la bandera bajo amenazas severísimas, aun cuando los Estados respectivos mantuvieran cordiales relaciones.
Esas fueron, un tiempo las pretensiones de Inglaterra. Pero Francia y España protestaron. Felipe II prohibió a sus flotas que acataran los deseos de los ingleses. Luis XIII y Carlos I de Inglaterra convinieron en el sentido de que la preferencia en la recepción de honores correspondiera a los barcos de la nación que tuviera sus costas más cerca del lugar del encuentro.
Pero Luis XIV estimó que debía reservarse la exclusividad del privilegio para las unidades francesas. Holanda en desacuerdo también, pagó con la derrota su rebeldía en una guerra que mantuvo dos años con Gran Bretaña.
El Gobierno de la Revolución francesa , con criterio más justo humano, dispuso al principio, sin duda para reaccionar contra estos deseos imperialistas, que en la proa de sus navíos se inscribiera la conocida frase " libertad de los mares; igualdad de derechos para las naciones ". Y así poco a poco, se desterró el procedimiento. Los restantes usos perduran.
El saludo que se hace con el cañón es el ordinario y regular. Se dispara un cierto número de cañonazos -siempre impar y variable, llegando hasta el 21, e incluso hasta el 101-, que son siempre devueltos, tiro por tiro.-
El saludo de velas se hace cargado de velas altas o bajándolas hasta la mitad del mástil. Y el de viva voz y fusilería, mediante bievenidas personales, hurras y salvas de armas de pequeño calibre. El de fusilería es poco frecuente. Así como la costumbre de colocarse en el barco a sotavento o enviar a bordo del otro navío uno o varios oficiales para cumplimentar.
Las diferencias exteriores que caracterizan a cada ceremonial no presuponen ni inferioridad ni sometimiento del país, en relación con los demás. Como queda apuntado más arriba, las reglas habituales son comunes a todos.
No devolver un saludo puede ser considerado un hecho impolítico, ante el que cabe pedir explicaciones.
Sobre esta misma cuestión, Gines Vidal y Saura, en su obra " Tratado de Derecho Diplomático ", escribe: "Aunque la historia nos enseña que muchos países, en su época de preponderancia, han pretendido ejercer su soberanía sobre determinados mares, sabido es que el principio de libertad del mar es una de las más apreciadas conquistas del Derecho moderno".
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En este sentido es determinante la doctrina de Hugo Grocio, contenida en la obra " Mare Liberum ", cuyos principios forman parte del acervo esencial de todos los pueblos del orbe y que son axiomas del Derecho Internacional que nadie discute.
Honores militares y ceremonial marítimo en España
Los honores militares y el ceremonial marítimo están establecidos actualmente en España mediante el Real Decreto 1024/1984, de 23 de mayo, por el que se aprueban las Reales Ordenanzas de la Armada.
Con carácter no oficial, pero como utilísima referencia a seguir, en 1988, el entonces jefe del Estado Mayor de la Armada, Fernando Nardiz Vidal, ordenó redactar y publicar un utilísimo y hermoso libro, titulado " Ceremonial Marítimo ", "con el fin de complementar los reglamentos e infundir en ellos, a través de los preceptos tradicionales en nuestra Armada, el alma que nos personifica por nuestro quehacer en la mar".
Cabe recordar que los usos y tradiciones que conforman nuestro ceremonial marítimo, en cuando a honores y saludos, aparecen en el Real Decreto de 4 de enero de 1922, que establece el Reglamento a que deben ajustarse los honores a la voz y al cañón que se rinden en los buques de la Armada.
Como ejemplo de la notable diferencia entre el texto del Real Decreto y la tradición naval podemos comparar la norma aplicable a uno de los más solemnes, emocionantes y, por qué no decirlo, triste entre los actos cotidianos de la Armada: la baja de un buque de guerra.
Recordemos previamente lo que dice el:
Artículo 590
La Armada conservará con respeto todas aquellas tradiciones, usos y costumbres que mantengan vivo su espíritu y perpetúen el recuerdo de su historia.
Vamos al:
Artículo 613
La baja en la Armada de los buques se realizará con una ceremonia solemne, cuyo acto fundamental será el arriado de la Bandera y el desembarco de la dotación.
Tomemos ahora lo que dice el libro sobre el ceremonial naval tradicional:
Baja de un buque en la Armada
1. Al ser desarmado un buque, su Comandante lo entregará al Arsenal para su custodia y disposición de la forma que el mando ordene. La ceremonia la preside el Almirante del Arsenal que lo recibe.
2. La dotación forma como para Leyes Penales y el Comandante ordena leer la disposición oficial de baja del buque.
3. El capellán reza a continuación unas preces de gracia y de recuerdo para los fallecidos entre los que formaron parte de la dotación.
4. El Comandante toma la palabra para resumir el historial marinero y militar del buque.
5. Se arría la Bandera con los honores correspondientes.
6. El Comandante toma en sus manos la Bandera plegada y la entrega al Almirante del Arsenal.
7. Desembarca la dotación formando en tierra, siendo la guardia militar la última formación que abandona el buque, seguida por el Comandante.
8. La guardia de Arsenales o de la Infantería de Marina designada al efecto y previamente formada en el muelle, entra a bordo.
- El ceremonial marítimo
- El ceremonial marítimo II
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