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Reglas de cortesía y buenos modales para las niñas. IV.

Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas.

Reglas sencillas de cortesía, de buenos modales y de instrucción para las niñas
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Reglas de cortesía y buenos modales para las niñas.

40. ¿Cómo debe considerar la mentira?

Profese siempre la niña odio a la falsedad y a la mentira. Nada la hará más despreciable a los que la traten que el faltar a la verdad forjando embustes y patrañas aunque sea para justificarse. Y cuando estas falsedades se dicen para calumniar a otras personas o niñas de su edad, este es uno de los más feos borrones que pueden achacarse a su conducta, y la hará despreciable y aborrecida a los ojos de todos.

41. ¿Cómo debe saludar?

Con toda clase de personas que le sean superiores en edad y en carácter, usará al saludarlos de la expresión: "Beso a Vd. o Vds. las manos".

42. ¿Cómo se portará con las señoras?

En las visitas se levantará la señorita y tomará la mano a las señoras, acompañándolas al salir ellas hasta la puerta, y saludándolas con la expresión: "Beso a Vd. la mano". De la misma usará con los caballeros, pero sin levantarse.

43. ¿Y en cuanto a prestar la mano a los caballeros?

La moda ha introducido la costumbre de que las señoras presten su mano a los caballeros. No deben las niñas singularizarse en esta manera de amabilidad infantil.

44. ¿Cómo debe tratarlos?

Trate la niña a los caballeros con más recato y circunspección que a las señoras; no busque sus elogios; y si alguna vez fuese alabada, responda con modestia: "Esto es un favor que debo a la bondad de Vd.", u otra expresión semejante.

45. ¿Por qué salud ha de preguntar?

Jamás se olvide de preguntar por la salud de las personas con quienes habla y de sus familias, dándoles las gracias cuando pregunten por la de ella, según ha sancionado la costumbre, no haciendo otras preguntas intempestivas (en lo cual deberá poner mucho cuidado), y contestando a las que se le hagan, pero sin petulancia, desden ni locuacidad.

46. ¿Qué hará cuando se levanten delante de ella los caballeros?

A los caballeros que delante de ella se levantaren ha de rogar que se sienten, agradeciéndoles el obsequio con afabilidad.

47. ¿Cómo lo hará para escoger su lugar?

Tenga presente el colocarse en el lugar que le corresponde ora sea en una sala, ora caminando con otras personas. Si fuesen iguales es indiferente ocupar un lugar ú otro; siendo señoras o personas de calidad, le toca la izquierda; si fuesen niños de la misma o de poca más edad le corresponde la derecha, bien que no debe buscarla sino recibirla cuando se la ofrezcan.

48. ¿Y si le ceden el puesto preferente?

Si algún caballero o caballeros mayores de edad le ceden el puesto preferente, como la fina educación lo exige, dará prueba de deferencia y de respeto si se resiste por la primera vez a admitirle, pero no rehúse por segunda vez este obsequio que más a su sexo que a su edad se hace; no se haga resistente; acéptelo solo por condescender y con muestras de reconocimiento.

49. ¿Cómo se portará con la persona con quien habla?

Ponga cuidado en no mirar de hilo en hilo a la persona con quien habla, y jamás se distraiga, atenta siempre a lo que se le dice, contestando con afabilidad y agrado. Es muy común en las niñas la distracción y el desabrimiento cuando no hablan con personas de su gusto. Procuren, pues, sofocar en sí mismas esas antipatías que con mucha frecuencia ofrece la sociedad de personas importunas, para que pueda decirse con razón: "Esta niña es amable con todos".

50. ¿Qué más debe evitar delante de otros?

Evite delante de otros el bostezar, crujir los dedos, desperezarse, sonarse con ruido, y mucho más el hacer asquerosidades de ninguna especie; esté sobre sí en todos los momentos.

51. ¿Cómo tratará a los pobres?

A los pobres trátelos con blandura y cariño, considerándolos como hermanos desgraciados, hijos de un mismo padre que es Dios, y que Dios mismo humanado nació pobre, vivió pobre y murió pobre, a pesar de ser el Criador de todo.

52. ¿Qué más hará con ellos?

Inclínese a compadecerlos y aliviarlos en lo que pueda, inclinando a sus padres y hermanos a que compadezcan y socorran a las infelices, porque, después del amor a Dios, la virtud más elevada es la caridad con el prójimo. Una niña compasiva y bienechora es una bendición de Dios y la delicia de los hombres.

 

Nota
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