Los regalos y los re-regalos. ¿Cuándo podemos re-regalar y cuándo no? (con infografía)
Re-regalar y sostenibilidad: cómo dar una segunda vida a los regalos que no nos gustan

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Cómo dominar el arte del "re-regalar" sin pillarnos los dedos
Seamos honestos: todos hemos hecho esto alguna vez. O, al menos, nos lo hemos planteado alguna vez. Retiras con cuidado el envoltorio del papel de regalo, abres la caja o el paquete con una sonrisa expectante y te encuentras con una bufanda de un color que jamás usarías o con un set de fondue cuando eres intolerante a la lactosa. Tu boca dice "¡Gracias, me encanta!", pero tu mente ya está calculando cuánto espacio ocupará en el armario de la cocina o en la despensa.
Durante años, volver a regalar algo que recibimos (lo que los anglosajones llaman re-gifting) fue considerado un pecado capital de la etiqueta social, un gesto asociado a la tacañería o la falta de interés a la hora de hacer un regalo. Sin embargo, los tiempos han cambiado. Vivimos un tiempo en el que valoramos la sostenibilidad y la preocupación por el consumo desmedido. El "re-gifting" ha dejado de ser un tabú para convertirse en una estrategia inteligente de economía circular. Darle una segunda vida a un regalo que podría permanecer guardado el resto de sus días.
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Pero, como todo en la vida, hay una forma elegante de hacerlo y una forma desastrosa o poco cuidadosa. Aquí te explicamos cómo transformar un regalo poco acertado en un tesoro para otra persona.
1. El cambio de mentalidad es importante. De la "patata caliente" al "regalo reubicado"
El error número uno al regalar algo que ya nos dieron es tratar el objeto como si fuese una "patata caliente" que queremos quitarnos de encima lo antes posible. Si tu motivación principal es "necesito vaciar mi casa ya", vas por muy mal camino.
El enfoque correcto debe ser la cordura. Piensa en ti mismo como un intermediario. El regalo no es malo, simplemente llegó a las manos equivocadas. Se nos ocurrió hacer la analogía del "celestino": Imagina que eres un celestino. Tienes un amigo soltero (el regalo) que es genial, pero que no tiene nada en común contigo. Tu trabajo no es ignorarle, sino tratar de presentarle a alguien con quien realmente tenga una cierta química.
Ejemplo práctico: Recibes una cafetera super sofisticada de alta gama, pero tú eres de té, no de café. En lugar de guardarla "por si acaso", piensas en tu compañero de trabajo que se gasta una fortuna en cafés malos cada mañana en el bar. Para él, ese objeto no es un descarte, es una mejora en su calidad de vida y, seguramente, una buena forma de ahorrar.
2. Una regla de oro: La intencionalidad supera al ahorro
El re-gifting se vuelve ofensivo cuando es evidente que solo lo haces para ahorrar dinero. Para evitar esto, el regalo debe tener sentido para el nuevo destinatario. Antes de envolverlo de nuevo, hazte estas tres preguntas que te pueden llevar a obtener la respuesta correcta:
1. ¿Compraría esto para esta persona si estuvieras en una tienda ahora mismo?
2. ¿El artículo encaja con sus gustos o sus hobbies?
3. ¿Estoy regalando esto porque pienso en esa persona o porque quiero deshacerme de este regalo?

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Si la respuesta a la última pregunta es "deshacerme de ello", detente, no lo hagas. Es mejor donarlo a una ONG que darle un regalo sin sentido a un ser querido.
3. Auditoría de calidad: El CSI del regalo
Aquí es donde muchos cometen algunos errores fatales. Si vas a darle una segunda vida a un regalo, este debe estar en unas condiciones impecables. Debe parecer que acaba de salir de la tienda o de la fábrica. Para evitar situaciones embarazosas, haz una inspección a fondo:
1. La trampa de la tarjeta escondida: A menudo, los regalos vienen con pequeñas tarjetas ocultas dentro de la caja o entre las páginas de un libro que dicen algo así: "Con amor, Tía Marta". Revisa cada milímetro. Nada delata más un re-regalo que una nota dirigida a otra persona.
2. El precinto es sagrado: Si el sello de plástico está roto, la caja está abollada o falta el manual de instrucciones, el objeto ha perdido su estatus de "nuevo". En ese caso, es mejor decir la verdad: "Tengo esto en casa, está abierto pero sin usar, ¿te serviría?". La honestidad transforma un mal regalo en un acto generoso.
3. Caducidad invisible: Cuidado con los sets de belleza, chocolates o productos que tienen caducidad. Aunque algunos productos no lo parezca, muchos tienen fecha de caducidad o pierden propiedades con el tiempo.
4. Geografía social: Analiza bien el círculo en el que te mueves. El riesgo más alto del re-regalo es que el donante original se entere. Para evitar este tipo de situaciones, debes hacer un estricto análisis de tus círculos sociales. Nunca regales algo dentro del mismo grupo de amigos, familia o compañeros de trabajo. Los regalos tienen la mala costumbre de aparecer en fotos de redes sociales o en conversaciones casuales meses después.
Ejemplo de riesgo: Si tu prima te regala un jarrón, no se lo regales a tu hermana. Es probable que tu prima visite a tu hermana y reconozca el jarrón.
La solución segura: Mueve los regalos entre "círculos" muy diferentes. El regalo de tu grupo de la oficina puede funcionar perfectamente para tu grupo de amigos que viven fuera de tu ciudad.
5. Lo que NUNCA debes re-regalar: La lista prohibida). Hay objetos que tienen una carga emocional o sentimental muy grande, al menos por parte de la persona que hace ese regalo. Intentar pasárselos a otra persona es una falta de respeto tanto para el creador como para el receptor. Los regalos que entran dentro de esta categoría son, entre otros:
1. Artesanía y "hecho a mano": Si alguien te tejió una bufanda o pintó un cuadro para ti, ese objeto lleva impregnado su tiempo y cariño personal. Deshacerse de él es rechazar ese afecto de forma directa.
2. Artículos personalizados: Parece obvio, pero sucede. Nada que tenga tus iniciales, tu fecha de aniversario o de nacimiento se debe tratar de regalar.
3. Tecnología obsoleta o heredada: No regales ese iPad de hace 4 generaciones solo porque te compraste uno nuevo. Regalar tecnología vieja es disfrazar tu basura electrónica de generosidad.

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La sostenibilidad como bandera
Resumiendo, el mejor argumento a favor de esta práctica es la sostenibilidad. Vivimos en un mundo saturado de objetos y de consumo de usar y tirar. Mantener un artículo guardado en un cajón acumulando polvo es desperdiciar los recursos naturales que se usaron para fabricarlo.
Cuando practicas el re-gifting consciente, no estás siendo "tacaño"; estás extendiendo el ciclo de vida de un producto y asegurándote de que cumpla su propósito original: ser usado y disfrutado. Así que la próxima vez que recibas algo que no consideras que es para ti, no te sientas culpable. Simplemente, busca a la persona adecuada para que lo disfrute.
Infografía: consejos para no meter la pata al hacer un re-regalo

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La importancia del regalo debe ser proporcional a la importancia de lo obtenido (favor, ayuda, etc.) siempre apelando a la prudencia y el sentido común.
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Cualquier momento es bueno para regalar siempre que se haga de una manera prudente y teniendo en cuenta los gustos de la otra persona
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A la hora de hacer un regalo habrá que tener buen gusto y elegir algo que sirva como recuerdo .










