Criminalizar la cortesía.
Un sonoro aplauso para todos aquellos que promueven la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres.
Criminalizar la cortesía.
Lo primero, un sonoro aplauso para todos aquellos que promueven la igualdad de derechos y deberes entre hombres y mujeres, y un estridente pitido para los que quieren meter en el mismo saco las deplorables actitudes machistas y los encomiables comportamientos corteses.
Precisamente ahora, cuando las formas más elementales de cortesía van extinguiéndose inexorablemente para dar paso a la rudeza y desconsideración como patrón habitual de comportamiento, algunos sociólogos "de salón" dan la puntilla a los comportamientos corteses aseverando que estas diferencias hacia el otro, en este caso las mujeres, no son más que sutiles maniobras "micromachistas" para hacer patente su poder frente a las féminas.
El asunto no es banal porque hasta los telediarios nos previenen frente a estos "gestos micromachistas" como supuestos precursores de la violencia de género que azota nuestra sociedad. Ahí es nada.
Hastiados como estamos de tantas escenas y gestos explícitos de violencia verbal protagonizados por hombres y mujeres en los medios de comunicación de masas y contra los que sólo unos pocos levantan la voz, y ahora resulta que lo grave son estos "sutiles" gestos, ceder el paso a la pareja, ayudarla a llevar una carga, que según estos feministas radicales, no tienen otra perversa finalidad más que perpetuar la posición dominante del macho.
"La cortesía no es señal de consideración sino una forma de 'abuso de poder'"
Engañado que andaba uno pensando que precisamente lo correcto era ir por la vida tratando de ser solícito y amable con los demás, mujeres y hombres indistintamente, y echarles una mano en lo que buenamente se pudiera. Nada de nada.
Suerte que, cabezas con más luces me han abierto los ojos a la realidad; ahora ya sé, que ayudar a alguien a aligerar un peso excesivo, llevar la iniciativa para empujar una puerta, ayudar a cruzar la calle a un invidente, etc., no son señales de consideración y solidaridad entre los humanos como pretendían astutamente inculcarme en el cole, sino sibilinas formas de "abuso de poder" utilizadas maliciosa y sistemáticamente por los machos de nuestra especie para no perder protagonismo frente al sexo opuesto.
Parece mentira que aún, con estos argumentos tan sesudos y contundentes, más de uno siga en sus trece y todavía tenga las narices de ceder su asiento a una anciana desconocida en el autobús. Increíble.
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Me he animado a escribir este artículo, ante la imperante necesidad que actualmente hay en la formación y profesionalización de nuestro sector.
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La cara de emoción que don Felio nos trasmitió a todos los presentes merece un conocimiento más general
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La cortesía japonesa no es solo una cuestión de "apariencias", sino de profundas convicciones.
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CARTA ABIERTA a SAR la princesa de Asturias doña Letizia Ortiz, que le ha sido remitida oportunamente, por correo ordinario, al Palacio de la Zarzuela, en fecha abril de 2012.
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Hemos leído este artículo de Arturo Pérez-Reverte y no ha parecido muy adecuado reseñar por sentirnos identificados, en muchos casos, con el autor. Lo mismo que les ocurrirá a muchos otros webmasters y editores.
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Una persona que participa en el "escarnio" público de otras personas, que habla y juzga (si, porque no opinan, juzgan) y que participan en programas de dudosa clase y estilo, no creo que tenga fuerza moral para publicar un libro sobre este tema.
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Como sabrá la profesión de Especialista en Protocolo no está reconocida en el Catálogo Nacional de Ocupaciones, cuya versión en vigor es del año 94
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Estos días he comprado sus libros de la mala educación y también el de la buena.
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La semana del 25 de enero, el diario 'EL MUNDO' El día de Baleares publicó un artículo titulado 'MATEMOS EL PROTOCOLO'