
¿Qué queda de la urbanidad?
Para evocar un libro, pudiera ser útil cualquiera que haya hecho bien su trabajo. Pero llama la atención este librito: "Urbanidad. Estudio de las reglas de conducta"
protocolo.org - FP Pro
El libro lucha contra el videojuego, la televisión, internet...
Celebramos cada año el día del libro y hay ferias, exposiciones, escritos de amor hacia ese ser, o casi un ser que habla, recuerda y hasta nos hace vivir acontecimientos ajenos.
Algunas organizaciones pudientes regalan paquetes de libros para aumentar las bibliotecas de algunas instituciones educativas. ¿Y qué queda después en lo que resta del año? Una guerra.
La guerra entre el libro y el videojuego, del libro contra la televisión y la música "traca, traca, traca" que le llaman rap o reague. Y a mayor nivel, contra la interminable y cada vez más omnipresente internet que --según aparenta-- llegará a solucionarlo todo desde su base computadorizada.
Te puede interesar: La urbanidad como forma simbólica
Mientras tanto, millones de libros están guardados, esperando pacientemente en las estanterías de librerías y bibliotecas, en cajones apartados al rincón de la casa, algunos víctimas de las polillas.
Otros están siendo disfrutados, como siempre, en la intimidad de la lectura, donde se involucran los sentidos del tacto, de la vista y los demás cuando el estímulo que destila el libro es suficiente.
Para evocar un libro, pudiera ser útil cualquiera que haya hecho bien su trabajo. Pero llama la atención este librito: "Urbanidad. Estudio de las reglas de conducta".
Un manual de educación escrito por la Excelentísima Señora Doña Isabel María del Carmen de Castellví y Gordón, Condesa del Castellá. Impreso por Seix Barral Herms, Barcelona, cuarta edición de 1926.
Setenta y seis años han transcurrido y, qué ha pasado con los subtítulos de las preliminares: el respeto a los demás, la amabilidad, el buen humor, la discreción, la lealtad, la sumisión, los buenos sentimientos, el patriotismo, y esas cosas por el estilo.
El texto, aparentemente escrito por una noble española, edición de pasta dura, conserva su excelente calidad de papel. El tiempo en vez de arrugas, sobre sus páginas sólo ha dejado, como huella, el color un poco oscuro, no obstante las letras triunfantes rutilan y parecen muy negritas surgir con vida propia.
Los preceptos que desea inculcar la urbanidad, abarcan los ideales cristianos. Es decir, que el niño que llegase a cumplirlos todos sería, además de perfecto, un santo en ciernes.
En principio los consejos están destinados a los niños por ser "más fuertes" que las niñas y por lo tanto, la autora les dice: "Sobre todo, es necesario que tú guardes las más exquisitas atenciones hacia la mujer, que de por sí es un ser más débil que el hombre y reclama continuamente la protección de los demás. Respeta a la mujer, sea de la edad o la clase social que fuere, en nombre del ser que más amas y puedes amar en toda la vida, tu madre."
Todas las cualidades ideales que debía tener un niño o niña están con delicadeza aconsejados en el estudio de las reglas de conducta. Si la humanidad hubiera cumplido la mitad de ellos durante los setenta y seis años que llevan publicados, el mundo se asemejaría a un paraíso.
No obstante, la realidad es otra, a cuántos niños, niñas, adolescentes, les interesa saber la forma apropiada de cómo caminar, la posición al sentarse, la forma de hablar, el recato en el vestir...
Y no vayan a creer que la condesa era machista, en la primera página, al pie hay una nota que dice "Este libro puede servir igualmente para las niñas, con las ligeras supresiones y advertencias que el buen criterio del padre o maestro adopte."
¡Tiempos que no volverán!
Su opinión es importante.
Participe y aporte su visión sobre este artículo, o ayude a otros usuarios con su conocimiento.
-
Lo que más contribuye a dar elegancia a una persona y a que sea considerada como persona prudente y educada es el mantener todas las partes de su cuerpo en la posición que la naturaleza o el uso exigen
-
Los cumplidos deben hacerse de manera natural, sin afectación, y sin que parezca que han sido preparados.
-
La urbanidad es tan estricta en lo relativo al prójimo que no permite causarle disgusto en nada; por esto no permite que se hable nunca mal de nadie
-
No se tiene estima alguna de un hombre que habla indiscretamente, y a causa de esto debemos procurar, según el consejo del mismo Sabio, no ser ligeros de lengua
-
El recreo discurre normalmente conversando de manera desahogada, contando historias agradables y graciosas que provoquen la risa y la diversión del grupo
-
Todavía hay quienes recuerdan que con sólo una mirada del padre o madre de familia, los niños "desaparecían" de la habitación en donde se reunían los adultos.
-
Hay personas tan llenas de sí mismas, que explican siempre a aquellos con quienes conversan lo que han hecho y lo que hacen, y que se debe tener en mucha estima todas sus palabras y acciones
-
Los tratados de urbanidad siempre han existido para las clases pudientes y para guiar los usos sociales de la aristocracia
-
La moderación es la reguladora de los modales exteriores, así en el hombre como en la mujer.
-
El hombre de buenos principios no sólo sabe conducirse dignamente con las personas con quienes está relacionado, sino que tributa también sus consideraciones a la sociedad entera.
-
Las normas de Carreño gobernaron a los venezolanos decentes por casi un siglo.
-
Las diferentes religiones nos llevan a las buenas costumbres, en algunas se refleja la cultura de sus pueblos.